José Hernández Chávez, el artista de los tiros libres del Caracas
Cada pelota quieta para Caracas, sea cercana o lejana del arco rival, es un lienzo en blanco para José Hernández Chávez. Sus botas se llenan de óleo y se dispone a pintar el siguiente cuadro. Puede ser uno expresionista como su diana ante Cienciano, que fue un bombazo, o uno renacentista como recientemente ante Rayo Zuliano, que colgó un balón del ángulo. La paleta y los pinceles estuvieron varios meses en el dique seco por una lesión, pero ya sus obras están a disposición del museo avileño. La idea es que la próxima exposición sea en diciembre y se llame: la estrella de la Liga FUTVE Banco de Venezuela.
“El semestre pasado andábamos bien en la Sudamericana y en la Liga, pero no se nos dio el objetivo de clasificarnos a la siguiente. Queda el sabor amargo de tener chance hasta la última jornada y no lograrlo. No tuvimos vacaciones y traemos buen ritmo de juego. Los que han llegado están comprometidos con la causa y lo demostramos en este inicio de Clausura que queríamos iniciar con tres puntos”, expuso Hernández Chávez.
En cuanto a la idea de juego de Fernando Aristeguieta comentó: “Tenemos muchos jugadores con muy buen pie. Lo que nos pide se nos da bien, ya que somos un elenco de tener mucho la pelota, que le gusta combinarse bastante”. En su caso indicó: “Me pide que me asocie, que juegue por dentro y por fuera, aparte de aprovechar mi pegada. Dar amplitud y luego realizar paredes con los volantes. Son tareas normales para uno, que puede realizar de buena forma”. Solo basta ver el mapa de calor de “Tucaní” para observar su movilidad, en donde parte del costado derecho y luego va dejando sus trazos por otros carriles.
Una clase magistral de tiros libres

Foto: Prensa Caracas FC
Al ver la pegada de “Tucaní” Hernández se puede especular que dedica horas de entrenamiento en Cocodrilos Sports Park. “Sí soy sincero, no lo práctico y práctico, así de agarrar un día a la semana. Aprovecho cuando nos mandan a tomar agua o alguna pausa, agarro dos pelotas, las pateo y vuelvo al trabajo. Uno tiene el golpeo, a veces pasa cerca y otras lejos. Si el portero quedó ahí, con él, pero normalmente soy yo y la pelota, para agarrarle el talle al balón”, confesó. Aparte agregó: “Nosotros entrenamos en una cancha sintética, el golpeo es diferente ahí con respecto a una natural. Por eso solo trato de agarrar el talle a la pelota y llevarlo a la cancha”.
Este artista también estudia su entorno antes de trazar sus pinceladas. “Me guío mucho por la barrera y el lugar donde está la pelota. En el tiro libre pasado (ante Rayo) sentí que el portero me dio la ventaja al parar al más alto en la mitad. Cuando la rosca tiene que ir de adentro hacia afuera, el balón debe pasar por el segundo de la barrera. Es un truquito muy mío”, puntualizó. El merideño redondeó: “El segundo de la barrera era el más pequeño, entonces le pegué con la comba para que pasara ahí y cayera donde lo hizo. Vi esa ventaja y la aproveché”.
En su repertorio tiene un par de opciones. “Tengo dos pegadas por decirlo. Una como el gol en Sudamericana, en Perú, que es con más fuerza, que le doy con la parte interna del pie y potencia. La de cerca que, si es con la rosca normal”, anexó. Desde joven se interesó en el arte de la pelota quieta y tuvo una clase magistral con Jorge “Zurdo” Rojas sobre la importancia del gusanillo del balón al momento de impactar el esférico.
“De chamo siempre estaba pendiente de los tiros libres. Recuerdo una vez en Aragua que ‘Zurdo’ Rojas hablaba con los más grandes sobre el gusanillo y estaba escuchando. Ahí le pregunté cómo era ese tema y me dijo: ‘Si le vas a dar fuerte, debes colocar el gusanillo donde le vas a pegar, pero si vas a tratar un tiro colocado, el gusanillo debe apuntar a ti’. Eso me guio. Aparte compartí con José Manuel Rey, que fue mi DT en Monagas, y recuerdo un día antes de un juego contra Caracas, nos quedamos pateando tiros libres en Cocodrilos. También vi otros trucos del gusanillo que aplicó ese día y tomé nota”, rememoró.
Tras una noche larga, salió el sol

Foto: Prensa Caracas FC
Hoy es todo alegría y el sol sale para Hernández Chávez, pero antes tuvo que pasar por una larga noche por culpa de una lesión. “Uno sufre mucho esos procesos. Los que están ahí son los familiares, que siempre te apoyan. Con el gol de tiro libre todos te estallan el Instagram y te escriben. Pero vengo de un proceso bastante duro, donde luego de la operación se te pasa por la cabeza si vas a volver a jugar, ser el mismo, lidiar con ese miedo de recaer. Fue muy muy difícil, se ve lejos el regreso a las canchas, muchas cosas que la gente ni se imagina. Caracas me apoyó muchísimo y le retribuyo eso dando lo mejor en el terreno de juego”, aseveró.
El calvario se inició por una lesión de menisco, donde pasó por quirófano luego de llegar de Indonesia. Estaba entre Colombia y Puerto Cabello, pero recaló en el cuadro avileño y fue a suelo cafetero a hacer pretemporada. “Recuerdo que me llevaron a la sede de Atlético Nacional y me dijeron que estaba todo bien. Que luego de tres semanas de recuperación, ya podía jugar. Luego regresamos a Caracas y empecé a entrenar en Cocodrilos. Pasan unos días y se me inflama la rodilla de líquido. Lo extraen y a la siguiente semana pasa lo mismo. Voy a otros traumatólogos, me hacen las pruebas físicas y no encuentran nada malo en el ligamento. Otro doctor me propuso cuatro semanas de fortalecimiento y trabajo full para el cuádriceps, para que agarre el ligamento”, contó el andino.
Pero pasaron los días y nada cambió, por lo que otro galeno propuso volver al quirófano, ya que no era normal que tuviese estabilidad, pero la rodilla se llenara de líquido. “Abrieron y la sorpresa es que el ligamento estaba colgando de un hilito. Una locura. Jugué la última fecha de la campaña pasada, hice pretemporada otra vez e inicié de nuevo. Desde la directiva del Caracas, Philip Valentiner, “Miki” Mea Vitali, todos me apoyaron y me dijeron que no me iban a dar la espalda. Que me iban a operar y recuperar. Estoy muy agradecido por eso”, afirmó.
El grupo de Caracas lo arropó. “Conocía a muchos de la plantilla y ellos a mí, me hicieron sentir uno más de ellos. No porque era nuevo y llegaba lesionado me hacían un gesto feo. Eso me hizo más fácil el día a día. Busco retribuir todo lo que hizo el club por mí con resultados”, señaló. Pero para ver su mejor versión necesitaba recuperar la fe en su juego. “En lo personal no era miedo al momento de volver, sino un tema de desconfianza, en especial, en mi caso como extremo, que tengo que recibir la pelota y encarar y estás a destiempo con los otros, que traen su ritmo”, reflexionó.
Hernández Chávez profundizó: “Pensaba en no encarar, porque si lo hago y pierdo el balón, nos pueden hacer una contra. El miedo se va pasando en el día a día de los entrenamientos. Al principio no metes el píe, pero con el transcurrir del tiempo metes la pierna fuerte y caes en cuenta de que era la pierna operada, que respondió bien. Ahí te quedas tranquilo. Entonces pasa por un tema de tener confianza en uno mismo. Eso me costó más, ese ritmo, esa velocidad para los regates. Cada día me enfoco en eso, de tomar la pelota e ir hacia adelante”.
De un torneo de Voleibol a jugar en un grande Colombia

Foto: Prensa Caracas FC
“Mi pueblo, Tucaní, no es de muchas oportunidades. Están las escuelitas normales del pueblo. Pero no es que te preparan para sacarte de ahí para otro lado. Salgo cuando estaba en el liceo cuando un amigo me llamó para hacer una pretemporada en Aragua y yo no sabía ni que era eso. Tenía 15 años. Llegó a Maracay, debutó con 16 años, continúo en Puerto Cabello y luego voy a Trujillanos. Ahí en 2018 jugué con más continuidad. Imagínate que antes de ir Aragua estaba en un torneo de voleibol”, recordó el atacante.
También jugó béisbol, básquet y otras disciplinas en los torneos del pueblo y competiciones colegiales, pero se inclinó más por el fútbol que es su pasión. En todo momento como extremo o falso nueve. Con un paso también por Monagas, salió del “Tru” y de la Liga FUTVE Banco de Venezuela rumbo a suelo cafetero, donde vistió las casacas de: Envigado, DIM y La Equidad. “Mi paso por Colombia fue muy productivo, tanto en lo personal como en lo futbolístico. Uno aprende mucho jugársela el todo por el todo. Allá el fútbol es visto por mucha gente, con estadios full y jugadores élite. Todo esto te obliga dar el 100 por ciento, trabajar y no regalar nada”, analizó.
El atacante ahondó: “Agarré mucha confianza en mí mismo, aprendí a trabajar más y mantenerme al 100 por ciento. Tuve la oportunidad de pasar por un equipo grande e histórico de allá. Viví lo que es jugar una final y fue una locura, porque la perdimos y Medellín no se permite eso. Por el ambiente fue un fútbol que me gustó mucho y me gustaría volver algún día. Aunque en la actualidad estoy mentalizado en darlo todo por esta institución”.
Chávez en un destino exótico

Foto: Prensa Caracas FC
Tras su paso por Colombia, optó por firmar con el Deltras FC de Indonesia. Con la intención de “probar otras cosas” fuera del vecino país, también por la oferta económica. Pero el choque cultural fue tremendo. “Eso fue un giro de 180 grados en cuanto a todo. Fue poco tiempo por el tema de la lesión, pero fue fuerte. Había 12 horas de diferencia con Venezuela, era casi imposible hablar con la familia. Luego de la lesión pensaba: ‘¿Para qué vine? ¿Por qué me puse a inventar?’. Aunque el equipo quería que me quedara, incluso un gerente y un capitán de un club rival me llamaron para que fichara con ellos, que no me viniera. Pero les expresé mi deseo de hacer la rehabilitación en mi país”, comentó.
El merideño dijo: “Estar solo y el idioma eran cambios muy extremos. De ese paso sacó lo positivo. Pero eran experiencias como que ellos comían en el suelo, en una alfombra, donde tiraban la comida y con la mano derecha es que comían. No podías hacer nada con la izquierda. Si ibas a pagar en un establecimiento era con la derecha. Y con lo de la comida, no podías comer parado, tenía que estar sentado”. También recordó: “En los entrenamientos sonaba una campana de la mezquita y todos se tenían que quedar quietos. Ellos se iban, se quitaban los guayos y se ponían a orar. Uno se quedaba en la mitad de la cancha 20 minutos esperando”.
Una de las anécdotas que más lo marcó fue asistir a un buffet, repleto de comida típica indonesia. Se tuvo que limitar un arroz como un hielo y pescaditos fritos, tamaño de pecera. Por ende, las paredes gastronómicas las tiraba con McDonald’s y Burger King. Aunque tuvo la suerte de coincidir con un compañero que hablaba español. Le advertía dónde comer y dónde no. Aparte de colaborarle con el vehículo que le entregaba el club. “Allá por donde tú aquí subes, ellos bajan. Aparte el volante está del lado de nuestro copiloto. Entonces decía: ‘No mi hermano, agarre ese carro. No voy a estar chocando por ahí, no vaya a ser que vaya bajando y me encuentre una gandola de frente’. No me molestaba, pero si eran aspectos que me llamaban la atención. Me tocó rudo allá”, puntualizó.
Llevar a Caracas a la cima

Foto: Prensa Caracas FC
“Uno como jugador venezolano siempre sueña y se propone jugar en Caracas. Para nadie es un secreto que es el equipo más grande y ganador del país. Cuando te pones la camiseta, eso te impulsa a ganar. Aquí solo existe la victoria y nada más”, expresó Hernández Chávez. El extremo anexó: “Ahora que puedo jugar estoy motivado. Pienso en ganar. El semestre pasado no pudimos entrar entre los ocho de 14 equipos, eso fue un batacazo. Siendo Caracas no puede pasar eso. Todos estamos comprometidos en lograrlo ahora”.
El atacante dijo: “Todos sabemos que Caracas siempre tiene que estar en la cima. El objetivo a corto plazo era ganar el primer partido y se logró. A mediano plazo entrar entre los ocho, porque una vez dentro de ese grupo la película es otra. La gran meta es salir campeón con este equipo y dejar mi nombre escrito en la historia de esta institución”.
Autor de goles para colgar en un museo. Una historia de superación desde Tucaní hasta la actualidad para alimentar el guion de una serie de HBO. Anécdotas pintorescas en Indonesia para escribir un libro. Todo eso confluye en la vida de José Hernández Chávez, un extremo que recuperó la confianza tras una fuerte lesión y su gasolina en el campo es agradecerle al Rojo la paciencia que le tuvo. Entre tantas vivencias que contar, espera que en diciembre pueda hablar de su primera estrella como profesional y en el mejor lugar para hacerlo, en su torneo, en la Liga FUTVE Banco de Venezuela. / Luis Vilchez