Liga FUTVE

El sol le sale a Jefre Vargas en Academia Puerto Cabello

Jefre Vargas pasó de bordar la undécima estrella del Deportivo Táchira en 2024, al ostracismo en el primer semestre de 2025. Academia Puerto Cabello y Eduardo Saragó le brindaron la oportunidad de brillar con su fútbol, otra vez. El oriundo de Catia no falló y rápido recuperó la sonrisa en el litoral carabobeño. En solo cuatro partidos del Torneo Clausura suma tres asistencias y fue seleccionado como el lateral derecho del XI Ideal del mes de julio para la Liga FUTVE. Con minutos el caraqueño demuestra por qué es uno de los mejores marcadores punta del país.

“En el primer semestre no contaron conmigo y no tuve la oportunidad de pelearme un puesto. Es atípico, pero así es el fútbol. Es un trabajo y lo asumí de la mejor manera. Me preparé, porque de nada servía tirarme al abandono. Fui muy profesional, entrené de la mejor manera y me alisté para cuando llegara una oportunidad. Llegó el momento y se me están dando los frutos”, dijo el lateral. “Mi presente lo vivo con felicidad y no como una revancha. Lo que pasó, pasó. Me enfoco en el ahora, que confiaron en mí y debo retribuirles en el campo que han creído en mí 100% el cuerpo técnico, los jugadores y la directiva. Todos me recibieron como uno más. Mi familia también está contenta, porque vuelvo a jugar. Pude ganar con Táchira, le agradezco todo lo que sucedió, lo bueno y lo malo. Paso la página y estoy enfocado completamente en Academia”.

El llamado de Saragó fue clave para su llegada a Puerto Cabello. En su etapa de avileño debutó con Ceferino Bencomo, pero cumplió como juvenil con el estratega bicampeón del fútbol nacional. “Conozco a su cuerpo técnico y sé que es un entrenador ganador. Soy consciente que llegaba a un equipo tiene trabajando de la mejor manera. Después de lo que pasé, que una institución como esta te brinde una oportunidad es muy importante, te hace crecer como jugador y persona. Los directivos también querían contar conmigo al 100 por ciento. Eso fue especial, porque estuve seis meses apartado. Entrenaba solo”, relató. En cuanto a la adaptación soltó: “Vengo de no tener competencia y la mayoría de los fichajes y de los que estaban tenían ritmo. Más minutos y más partidos. Empecé de cero, pero fui con la mentalidad de ir día a día, poco a poco. No apurarme”.

Vargas profundizó: “Sé que tenemos que pelear el campeonato y estar en los puestos de arriba. Intento hacer lo más práctico, no porque tuve seis meses sin jugar ahora voy a hacer todo lo que no pude. Ganar confianza paso a paso. También debo acoplarme a mis compañeros, saber que les gusta y que no, porque fueron seis meses solo, que no hablas con nadie, que estás apartado y no tienes esa química con tus compañeros. Es estar otra vez con un grupo de 28 jugadores, con personalidades distintas. El que juega, el que no, el que entra de cambio, el que quiere jugar y así. Le doy gracias a Dios a mi familia, a mi esposa, mi hija, que estuvieron siempre apoyándome”. El zaguero reflexionó: “Cuando estaba en una mala situación no me sentía peor y ahora en mi actualidad la llevo con calma, me enfoco en mejorar poco a poco. Sabía que iba a llegar esta oportunidad y la estoy aprovechando al máximo. Este es un club que te potencia al máximo. Ahora sumo tres asistencias, no es que voy a querer hacer 10 o 15 asistencias, sino poco a poco seguir así una asistencia y luego otra”.

Una infraestructura potente

“Desde que entras en Ciudad Academia es imponente. Tuve la oportunidad de llegar y conocerla, como jugador profesional es lo que uno se merece y que nadie tiene aquí en Venezuela. Pero lo ves desde la perspectiva del futbolista, mas cuando tus familiares entran y te dicen que son impresionantes es que tú dices: ‘Aquí me potencio’. Son 80 habitaciones, gimnasio con máquinas de todo tipo, sala de fisioterapia. Todo es impresionante. Una máquina para hacer agua fría y caliente, un sauna, cámara criogénica, cámara hiperbárica… Tienen de todo”, aseveró.

El lateral ahondó: “Estuve en Europa y solo los equipos grandes tienen una ciudad deportiva como Academia. Este no es un equipo grande, pero siento que con todo lo que han hecho solo les falta un título para convertirse en un elenco grande del país. La infraestructura con la que cuentan no la tiene nadie. La parte de la recuperación es vital. Lo que otro equipo te lo recupera en tres días, acá es en uno o uno y medio por las máquinas que tienen. Cuatro o cinco fisioterapeutas que están siempre a la orden. Ciudad Academia es muy completa”.

Con todas las herramientas y la experiencia previa con Saragó, todo ha ido sobre ruedas. “Conozco desde hace mucho tiempo a Eduardo. Sé cuál es su idea de juego y ha sido más fácil para mí en ese sentido. Cuando jugamos en línea de tres o de cuarto, lo que me cambia es el punto de partido. Con línea de cuatro arrancó más atrás como en el segundo gol ante Zamora. Ahí tengo que marcar como defensor y salir en velocidad. Cuando soy carrilero, los tres centrales se encargan de los delanteros, así que me abro más y estoy un poco más arriba. Pero sea como lateral o carrilero, siempre nos pide lo mismo, que juguemos, que tengamos la confianza de tener la pelota y generar un buen fútbol. Eso es lo más importante que un entrenador te deje jugar y tener el balón, porque a los que practicamos fútbol nos gusta eso”, puntualizó.

En esa línea anexó: “Algún entrenador puede tener otra idea de juego, pero es tedioso llegar y que te pidan que las tires de punta para arriba, jugar al pelotazo. Pasas muy poco tiempo con el balón y lo que más disfrutan con el juego directo son los delanteros. Aquí es juego construido y uno se divierte con responsabilidad. Tener seguridad en la salida y en las transiciones. Es prácticamente la idea que venía jugando con él en Táchira y ya conocía el tema de los movimientos, rupturas, desmarques y así. Me he tenido que enfocar en estar bien mentalmente y físicamente para salir adelante”. Vargas señaló: “El profesor me refrescó temas tácticos y en lo nuevo que está implementando fue donde hizo más énfasis. Los que trabajan por primera vez con él están adaptándose, porque tuvieron dos entrenadores en seis meses. Tienen la idea de un DT y la de otro, ahora llega Eduardo con una idea novedosa. Es un poco complicado, pero nada del otro mundo. Nos pide que tengamos confianza en nosotros mismos, que nos potenciemos, aprovechemos las instalaciones, que él se va a encargar del resto”.

 Aliados en las dos áreas

“Uno juega un poco más libre con Momo (Mbaye) y Jiovany (Ramos). Sabemos la calidad de centrales que son. De donde vienen y lo que han hecho, lo que te da confianza de soltarte un poco más. Me comunico un poco más con Jiovany, porque es el que está por mi perfil. Pero los tres nos comunicamos muy bien, porque nos toca quedarnos como contra Zamora, que dejaban extremos muy rápidos. En otros momentos para soltar más a Yanniel (Hernández), así que hablamos bastante. Para mí son los mejores centrales de la liga, cada uno en su perfil. Ellos también confían en mí y me hablan. Aprendemos uno de los otros. Son jugadores de muchísimo nivel”, se refirió sobre sus compañeros en la zaga.

En el frente de ataque tiene dos “9” de raza. A Edwuin Pernía lo conoce desde que estaba en Caracas y su hermano jugó con él en la segunda división. Mientras que con Andrés Ponce compartió en categorías menores de la Vinotinto y módulos de la selección mayor. “Más que lanzar el centro es leer sus movimientos. Un centro malo, como ante Yaracuyanos que fue al segundo palo y alto, te lo hacen gol, como se vio con esa acrobacia de Pernía. Mientras que con Ponce era darle ese desahogo de marcar, que venía haciendo buenos partidos, pero es un goleador y quiere anotar. Sabíamos que teníamos que hacerle llegar una pelota tan limpia o parecida a la que le enviamos a Pernía”, explicó Vargas.

El caraqueño analizó: “Edwuin está aprovechando los movimientos que hace Ponce, que son más de ‘9’ y fijan a los defensores, para que Pernía quede solo. Arrastra muchos zagueros, pero contra Zamora las marcas se quedaron con Pernía y él pudo hacer un buen movimiento.  Cuando vi que picó al primer palo, lo que hice fue intentar lanzar lo más rápido posible. Supe que no le iban a ganar en carrera y que si la tocaba era gol. Así que leo sus movimientos, Ponce más de ‘9’ y Pernía con más movimientos”.

El arte de lanzar centros lo aprendió en la Cota 905. “Desde Caracas siempre he dicho que no era muy buen centrador. Cuando uno es joven cree que se las sabe todas y no me gustaba practicarlo, porque era quedarse media hora o una más”, reveló. Fue Ceferino que lo puso 30-40 minutos de forma obligatoria a lanzarle centros al ‘Colorado’ (Fernando Aristeguieta). Dos o tres veces por semana, con su respectiva reprimenda si salía mal. Ahí empezó el cambio, pero también aprendió mucho del brasileño Amaral, que le hablaba y le daba consejos. Cuando no le entendía algo, se apoyaba en sus compañeros para superar la barrera del idioma entre el portugués y español.

“Me dijo algo muy importante y era que no sintiera que iba a tener otra oportunidad de lanzar un centro. Si tienes una, piensa que va a ser la única que vas a tener en todo el juego. Uno como lateral tiene otras labores como defender y mantener la línea. No importa si estás en un equipo que propone y siempre está atacando, se debe tener esa mentalidad de que cuando llegues al campo rival, esa va a ser la única pelota que vas a tener y debes aprovecharla. Que la pelota encuentre al compañero, no que el compañero encuentre el centro”, aseveró el zaguero. En las prácticas aplica esa filosofía: “Cuando ensayamos una serie de cinco centros, no voy pensando que quedan cuatro más, sino que cada una tiene que ser la mejor. La primera es la única y así vas”.

 Ganarse la vida como lateral

Foto: Prensa Academia Puerto Cabello

Jefre Vargas es uno de los tantos talentos que ha surgido de Catia. En las canchas del barrio se forjó con sus amigos, aunque fue a los 14 años que empezó a disputar fútbol campo cuando fue a la escuela del Caracas. Antes era futbolito, dos piedras de portería en el piso o los bolsos en el liceo. En Cocodrilos Sports Park pagaba su mensualidad, pero luego de seis meses logró conseguir una beca. Alejandro González le aconsejó que fuera paciente y él acató. No hizo caso a las ofertas de otras instituciones, solo quería ganarse un puesto en el rojo. Hizo un torneo sub-15 y tres años después jugaba con el primer equipo. Todo muy rápido.

Aunque siempre fue un jugador de banda, ya fuese extremo, carrilero o volante con ida y vuelta, hubo un momento que tuvo que escoger. En su categoría estaban Yanowsky Reyes, Juan Carlos Castellano y Kenny Romero. Ahí Miguel Ángel Romero le habló con la verdad: “Tienes mucho ida y vuelta, mucho pulmón, corres bastante, pero hay jugadores que te ganan el puesto en talento y son los que prefiere la gente. Los que están más próximos a subir al primer equipo”. El lateral derecho de ese grupo era una categoría menor y estaba porque no había otro. El estratega le dijo: “Si quieres ser titular, peléate ese puesto”.

La clave fue un amistoso contra la selección sub-17 de Argentina, en donde estaban Sebastián Driussi y Emanuel Mammana, en suelo sureño. “El profesor me dijo: ‘Esta es tu prueba de fuego. La oportunidad de ver si te va bien como lateral’. Le dije que sí y todos jugamos un excelente partido. Motivados por el rival contra el que jugamos. Cuando terminó el choque me comentó: ‘A partir de ahora te quiero como lateral, si me dices que eres extremo vas a ser uno más”, rememoró. Ahí nació Jefre Vargas lateral, que ha jugado en Arouca (Portugal) y Delfín (Ecuador), y que ha ganado estrellas con Metropolitanos y Táchira.

A sus 30 años, llega en un gran momento a Puerto Cabello. “Soy una persona mucho más madura, en parte por lo que me pasó y por mi familia. Tengo cinco años casado y una niña de tres años. Me enfoco en ellos y estar tranquilo en ese sentido, en pasar más tiempo con la familia que haciendo otras cosas. Eso me ayuda en lo mental y en lo físico. Aparte siento como si estuviera empezando a jugar de nuevo por lo que viví esos seis meses que no estaba cerca de nada, ni de pelear un puesto. Ahora tomo esta oportunidad para crecer, mejorar y disfrutar todo lo que hago, tras ese tiempo inactivo. Aprovecho al máximo cada momento, tanto en los entrenamientos como en los partidos. Vivo todo con mucha felicidad y no me quedo en el pasado. Sí, tengo 30 años, pero pienso que puedo dar más”, argumentó.

La hermandad en los Guerreros del Fortín

¿Qué tiene Puerto Cabello que lo asemeja a otras instituciones en las que fuiste campeón? “En ser un equipo. Cuando llegué me recibieron como a Pernía, Ponce o a los extranjeros. Que venían con otro cartel y de estar jugando. Mucho podían decir: ‘Este viene de no jugar y no está en las condiciones de hacer las cosas bien en Academia. Viene a pasar el rato, además con la edad que tiene’. Pero no fue así, estoy en un grupo demasiado humano, cuando tienes eso es difícil que las cosas no salgan bien. Eso es lo primero. Luego tenemos un cuerpo técnico ganador. Una de sus piezas me dijo: ‘Tú eres el que me va ayudar a ganar mi quinta estrella’. En vez de ser él que me ayude a mí que vengo a estar parado un tiempo considerable. Eso habla del potencial que ven en mí. Ven que los puedo ayudar y saben el ser humano que soy”, analizó.

Aparte del orgullo de ser recibido de buena forma destacó su mentalidad, porque ante Zamora se repusieron de la derrota ante Carabobo. “Somos un equipo que no nos damos por vencidos. Veníamos de caer en el derbi, no de muy buena manera, donde nos quedamos con un hombre menos muy temprano y luego expulsan a otro, pero plantamos cara. Sabíamos que no dimos lo que nosotros somos como equipo y eso golpea. Tener revancha en tan poco tiempo era difícil. Fue una semana muy triste, yo sé lo que es perder un clásico y un derbi se vive similar”, comentó Vargas.

El lateral redondeó: “Teníamos que tener carácter para obtener una victoria ante Zamora, que venía envalentonado de ganar, con muy buenos jugadores y peligrosos como Erickson Gallardo o Antonio Romero. Sacamos esa personalidad para obtener una victoria contundente. Dar un golpe en la mesa y decir que estamos acá. Que somos un equipo aguerrido”.

En el pasado quedaron esos días nublados y de frío en los Andes de Venezuela. La soledad, que hacía que la cancha de fútbol pareciera inmensa. Ahora con el calor del litoral carabobeño, el sonido de las olas en Ciudad Academia, el sol vuelve a salir para Jefre Vargas. Disfruta de su profesión. Crea conexión con sus compañeros en un deporte colectivo. Defiende y asiste. Sube y baja. Se barre y regatea. Nunca se fue, siempre estuvo ahí. Uno de los mejores laterales derecho de la última década en la Liga FUTVE Banco de Venezuela. / Luis Vilchez-Comunicaciones Liga FUTVE

 

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