Jeferson Caraballo consiguió libertad en Maturín y brilla con su irreverencia
La sala de máquinas del Monagas Sport Club de Marcelo Zuleta tiene un operador que siempre cumple: Jeferson Caraballo. Especialista en combinar el músculo con la creatividad. Un volante “8” en toda regla, de esos que se les aplaude su recorrido como su capacidad de hacer daño en el campo rival. En Maturín consiguió que le levantaran el freno de mano en el sector medular. Esa libertad de movimiento destapó el tarro de las esencias del bolivarense. Ante UCV dio una asistencia y su actuación le valió ingresar en el XI Ideal de la jornada 10 del Torneo Clausura. Si en la “Ciudad Distintas” sueñan con ganarlo todo, parte de la versatilidad de Caraballo.
“Ha sido un Torneo Clausura bastante positivo en lo grupal y en lo personal. Vengo jugando de forma constante y siendo bastante regular. Todo viene del trabajo y la labor del profesor (Zuleta), que desde que llegó nos ha pedido intensidad y que cada pelota se luche a muerte. El colectivo se acoplado muy bien a esa idea de juego”, señaló el mediocampista. El ex Mineros agregó: “Somos una plantilla bastante joven, con un puñado de jugadores de experiencia. Queremos siempre pelear por todos los títulos, eso se ha visto reflejado también en la Copa Venezuela. Estoy feliz porque se me da la oportunidad de jugar libre y tengo al lado a Santiago Natera, que me permite desplegarme en ofensiva con confianza”.
En referencia a las directrices de Zuleta aseveró: “Lo primero que nos solicita es que tengamos bastante orden al momento de no tener la pelota. Normalmente jugamos en un sistema de 4-4-2 y los rivales que hemos enfrentado como Carabobo y UCV, te ponen muchos jugadores en el medio y juegan mucho por dentro. Al momento de contar con la posesión me da mucha libertad. Eso sí, en zona 1 y 2, debo jugar lo más simple posible. De mitad de cancha en adelante me deja que haga mi juego y despliegue mi irreverencia”.
Parte de esa libertad viene de la mano de un producto de la cantera monaguense y que se ha establecido este curso en el primer equipo. “Con (Santiago) Natera hablo bastante en el campo. Cuando no puedo pisar el área, le digo que lo haga él. Al momento de estar cansado le indicó que se proyecte en el ataque, que también tiene que hacer goles. Por sus características, que son muy defensivas, me ayuda a llegar al último tercio con confianza, porque sé que tengo un respaldo ahí”, comentó.
Una joya de Bolívar
El primer partido registrado de la historia de Venezuela fue en El Callao, en 1876. Desde esa época, el estado Bolívar ha sido una mina de talentos para el balompié criollo, con grandes exponentes como Noel Sanvicente, Luis Vera, Juan Garcia y Stalin Rivas. De esa región surgió Caraballo. A los 10 años empezó a jugar fútbol sala en el Club Deportivo Zarraga Boys. Se mudó de Ciudad Bolívar a Puerto Ordaz y siguió su periplo: Guayanés, Club Ítalo, Fundación LALA, Angostura, Fundeporte y AIFI. A este último llegó a los 15 años.
Todo ese proceso lo realizó como volante. Su última etapa formativa se cuajó en el cuadro rojinegro, donde hizo su debut como profesional en la categoría de plata. “En el estado Bolívar hay mucho talento en las escuelitas y en los barrios. Es increíble la cantidad, pero todo pasa por la disciplina para llegar”, soltó. Su rendimiento lo llevó a Carabobo, regresó a la Fundación AIFI y posteriormente fichó por Mineros de Guayana.
“Anteriormente jugaba de volante ‘5’ defensivo, pero no me sentía cómodo, porque estaba muy amarrado y tenía que defender demasiado. Jugar muy simple, pero ese no es mi estilo, porque soy más de un perfil ofensivo. En Carabobo estuve en esa demarcación y me fue regular. En Mineros estuve como ‘10’ y me fue bastante bien. Pero me siento mucho más suelto como volante ocho”, analizó Caraballo. El bolivarense dijo: “Mi principal virtud es el 1vs1 y los espacios reducidos. También tengo bastante resistencia para ocupar bastante espacio y pasarme el partido corriendo”.
Maturín, su lugar en el mundo

Foto: Prensa Monagas SC
Monagas SC ha demostrado en el tiempo ser una plaza donde los talentos muestran su mejor versión. Para Caballo esa ha sido una realidad, ya que en la “Ciudad Distinta” pasó de ser una promesa del oriente del país a uno de los mejores volantes de la Liga FUTVE. “Aquí encontré tranquilidad y estabilidad mental, porque venía de un club (Mineros) donde pasamos momentos difíciles. Desde que llegué me sentí en casa. El grupo me recibió de la mejor manera desde 2024 y eso me ha ayudado a sentirme bien emocionalmente. Eso ha sido la clave de todo”, soltó.
El cuadro azulgrana es una institución modelo por su manera de trabajar fuera del campo de juego. “Te puedo decir que es un club que te hace jugar sin ninguna preocupación, no tienes inconvenientes con tu pago. Cualquier problema familiar, ellos te tienden la mano. Estás bien mentalmente y solo piensas en hacer tu trabajo de futbolistas”, profundizó. Ese equilibrio se ha sostenido, a pesar del cambio que hubo en el banquillo.
“Con el profesor Jhonny (Ferreira) tuve buenos momentos y también me daba bastante libertad. Pero es normal que cuando llega un nuevo entrenador no hay nada seguro y te juegas un puesto nuevamente. Tienes que hacer las cosas bien sí o sí. Aparte como jugador te sientes más liberado. Con Zuleta he tenido esa confianza. Siempre habla conmigo de que pise el área, que sea yo dentro del campo de juego y que haga goles”, puntualizó. Su rendimiento ha logrado que no se extrañe demasiado a Andrés Romero, tras salir a Uruguay.
La toma de decisiones, el siguiente paso
“Me gustaría mejorar la toma de decisiones, que nos ha pasado bastantes facturas en el último tercio de la cancha. Hemos tenido millones de oportunidades para marcar en los partidos, terminar con tres o cuatro goles. Bastantes ocasiones claras por encuentro, pero no tomamos la mejor decisión, en lo personal eso me ha sucedido”, confesó sobre los aspectos de juego que quisiera corregir. En esta campaña suma 33 encuentros (2295 minutos), cuatro goles y tres asistencias, entre Liga FUTVE y Copa Venezuela.
Aun así es un equipo con un gran caudal ofensivo con Fernando Basante y Tomás Rodríguez, como referentes arriba. “Tenerlos a ellos es una garantía y tenemos que disfrutarlos, porque posiblemente se nos vayan pronto. Te dan seguridad de gol y son muy importantes para nosotros en ataque. Fernando es el goleador de la Copa Venezuela y anda en muy buen momento. Insisto, tenemos que aprovecharlos, porque nos han hecho ganar muchos partidos”, afirmó.
Aunque tiene solo 23 años, ya es uno de los líderes de Monagas y tiene ese rol de guiar a los más jóvenes de la plantilla. Entre ellos, a esa generación 2008-2009 que representarán al país en el Mundial sub-17 de Catar. “Me llevo bastante bien con Marco Maitán, Yerwin Sulbarán y Jhon Mancilla. No soy de hablar mucho con ellos, eso lo hacen los más grandes como Carlos Lujano, Eduardo Lima y Edder Farías. Tengo una buena relación y les hecho broma, pero hasta ahí”, declaró.
En plena efervescencia futbolística, Caraballo apunta a todo. “Quiero quedar campeón de la Copa Venezuela y la Liga. Si Dios me permite, ser convocado a uno de los amistosos de la selección y más adelante salir al exterior”, concluyó. Ni de “5” ni de “10”, la virtud estuvo en el punto medio: de volante “8”. Con la libertad de defender, pero también de pisar área. Con la responsabilidad de jugar simple en salida, pero con la confianza para generar caos arriba con su habilidad. Libre de amarras, su talento explotó y se ha consolidado, no solo en Monagas, sino en la competición. / Luis Vilchez-Comunicaciones Liga FUTVE