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Ander Izarra, del cuadrilátero a soñar con ser goleador de la Liga FUTVE 2

El delantero Ander Izarra se mueve en el campo como un peso mosca, pero pega como peso pesado en el área. Su recorrido en el fútbol profesional ha sido meteórico. Debutó en 2023 con Estudiantes de Mérida con 16 años y 11 meses. Para esta campaña fue cedido al equipo de su casa: El Vigía. El ariete suma 11 goles y tres asistencias en 1743 minutos. Mientras que en Copa Venezuela facturó una diana y dio un pase gol. Con su hat-trick ante Ureña, quedó a una sola diana de José Rivas (Trujillanos) en la tabla de máximos artilleros de la categoría de plata.

“Fue una sensación muy satisfactoria marcar tres goles en mi casa, en mi pueblo y con mi gente. Estoy demasiado contento (…) Veníamos de un bajón tras la derrota ante Titanes de Guanare. Entrenamos al día siguiente de la mejor manera, con mucha más actitud de lo normal. No dimos ninguna pelota por perdida, dejamos la vida en la cancha con mucha actitud. Tenía hambre de gol”, expuso el atacante vigiense.

Su llegada al cuadro auriverde no estaba en los papeles tan pronto. “Fue algo de repente, de un día para otro. Inesperado. Tuve un bajón, porque quería jugar en primera, pero cuando llegué, en los primeros entrenamientos, mi familia me empezó a apoyar. Me decían que tenía que darlo todo para volver a primera. Siento que lo he hecho de la mejor forma y he aportado mi granito de arena con goles. Venir a este club me ha servido muchísimo por la continuidad y las anotaciones”, reflexionó.

Aunque vestir esos colores sí había pasado por su mente. “Lo había visualizado antes, porque quería jugar en mi pueblo, con mi familia y amigos. Los que me vieron crecer futbolísticamente y cumplir mis sueños. Aparte me sentía en deuda con El Vigía porque les marqué un hat-trick en la Copa Venezuela (2024) y ahora con este triplete me siento más aliviado”, reveló.

Guardia en alto y listo para un uppercut

Foto: Prensa El Vigía FC

El cambio de división hace que el juego sea más ríspido. “En segunda los centrales van más fuerte al choque, son más aguerridos. En primera son más técnicos. Aquí hay que meter la pierna fuerte, porque todos quieren mostrarse para llegar a primera. Soy todavía un chamo, me queda mucho aprendizaje para crecer en lo futbolístico y volver a la Liga FUTVE”, soltó.

¿Qué le pide Gustavo Romanello? “El profesor (Romanello) me ha dado esa confianza de jugar con libertad, de tomar la mejor decisión dentro del terreno de juego. Él me da las herramientas, pero yo tomo las determinaciones. Me dice que de tres cuartos en adelante tengo que ser un ‘killer’, solo me tiene que importar marcar. Me ha metido en la cabeza el chip de ser goleador del campeonato”, aseveró.

En sus inicios fue enganche, pero su capacidad de cargar a los centrales y pivotear, pero, sobre todo, su relación con el gol lo convirtió en “9” para sus formadores. Sus virtudes pasan por anticipar las jugadas por su lectura y su buen cabezazo. Todas esas armas las afiló con sus compañeros en Estudiantes. “Compartí con la ‘Pulga’ (Gómez), (Ervin) Zorrilla, Junior Paredes y Wilfredo Peña me decían que estuviera leyendo el movimiento del centrador, que la puede poner corta o larga. Si va muy incómodo, va a quedar fuerte y corta, pero si va con holgura va a tirar un buen centro al punto penal. Hay que analizarlo”, señaló.

El goleador ahondó: “Siempre converso con los laterales, les digo que la primera la corro al primer palo y las dos siguientes al segundo poste. Ahí voy cambiando, pero la lectura de juego es la que marca diferencia, por eso tengo que estar atento de lo que pase”. Cuando ve balompié internacional se fija en Robert Lewandowski. “Me gusta observar sus movimientos de desmarque y cuando desciende a pivotear”, soltó.

Entrenar sin parar

Un nombre clave en la formación de Ander Izarra es John Sandro Piedraita, su tío. El que lo incentivó a practicar fútbol y boxeo. Lo adiestró en la disciplina del balompié y lo impulsó a aprender defensa personal. “Fue una persona fundamental en mi proceso. Me agarró a los 13 años y me explicó cómo se vive el fútbol profesional y me guio de la mejor manera. Entrenábamos mañana y tarde. Cuando cayó la pandemia y no podíamos ir a un gimnasio, nos íbamos a trotar a una montaña. Nunca paramos. Siempre fuimos constantes y no aflojamos, porque él sabía que lo que vendría sería fuerte. Al llegar a la Liga FUTVE Junior vi los frutos de todo ese trabajo”, resaltó.

Si bien se subió al ring y le tomó gusto al boxeo, estuvo en la escuela José Luis González. En un torneo eliminó a Estudiantes de una semifinal. “El partido iba 1-1 y al 90 me quedó guindando una pelota en el área e hice el gol. De ahí me llamaron para hacer las pruebas. Mi familia es muy deportista y me apoyaron, me dijeron que no perdiera esa oportunidad, así subí a Mérida”, rememoró. Aunque del pugilismo trajo una herencia importante. “El boxeo me dio fondo físico, porque trabajamos mucho eso. No es lo mismo correr y luego descansar, que estar en un cuadrilátero moviéndose constantemente para que no te suenen. Debes estar en puntita de pie y con reacción. Eso lo llevo al campo de fútbol, cuando hay un rebote estoy atento y aprovecho el momento”, resaltó.

El gol siempre ha sido su mejor llave. Llegó bien trabajado a Estudiantes e incluso quisieron subirlo a la reserva, pero no pudieron por tener 15 años. En la Liga FUTVE Junior, en la categoría sub-18, fue protagonista de un clásico andino donde hizo doblete en un triunfo 5-2, ese partido lo vio Franklin Lucena, en ese momento DT del Académico. El “Paky” lo llamó a entrenar el miércoles, el jueves lo incluyó en la convocatoria y el sábado debutó contra UCV. “Todo fue muy rápido, pero tenía tanto trabajo inculcado, que estaba listo para lo que iba a pasar”.

El ariete no se sonroja y afirma con seguridad: “Mi meta con El Vigía es ser el goleador del Torneo”. Con su familia se propuso llegar a los 16 goles, “solo me faltan cinco, pero si llegan más, será mejor”, acotó. Un artillero andino, que regresó a sus raíces para terminar de eclosionar como un delantero que noquea a sus rivales con los goles. Junto a su familia y amigos celebra su presente en El Vigía. Mientras que en los despachos en Mérida, los directivos rojiblancos se frotan las manos porque saben que los goles del mañana en la “Ciudad de los Caballeros” tienen nombre y apellido: Ander Izarra. / Luis Vilchez-Comunicaciones Liga FUTVE

 

 

 

 

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