Liga FUTVE

José Luis Ochoa, el emblema del Deportivo Rayo Zuliano

El eslogan del Deportivo Rayo Zuliano es “los del Barrio”. No es una frase vacía o comercial, sino una manera de entender el deporte como un vehículo para cumplir los sueños de los niños de los sectores más humildes de Maracaibo y otros municipios de la región occidental. Es un canto de lucha contra la adversidad y la demostración de que el talento puede llevar a un atleta a cumplir grandes logros. Su mayor emblema es José Luis Ochoa. El “Bebe” se curtió en las canchas de futsal y desarrolló la resiliencia como chatarrero. Hizo toda la escalera en el cuadro eléctrico y contra Monagas fue capitán. Volvió a inflar las redes y comandó una victoria clave en las aspiraciones de ir al cuadrangular y clasificar, de nuevo, a Sudamericana.

“Muy contento por el triunfo. Estuvimos trabajando semana tras semana para retornar a la victoria y volver a marcar. Se nos había complicado marcar. Entrenamos bastante para esto en el tema de la presión y de ir a atacar constantemente. El profesor (Johhany García) probó con dos ‘9s’. El grupo se mantuvo unido a pesar de tener cuatro encuentros sin ganar. Depende de nosotros poder estar en Sudamericana otra vez e ingresar entre los ocho”, soltó “Bebé”, que cortó su sequía goleadora ante los orientales.

“No marcaba desde la Jornada 1 contra Caracas. Se me habían complicado las cosas, porque la pelota no quería entrar. Pero mis compañeros siempre me apoyaron en los entrenamientos, junto a mi familia y el cuerpo técnico. Ellos me decían: ‘Tranquilo, que ya va a llegar, confiamos en vos, que eres nuestro goleador’. Siempre agradecido por tener seguridad en mí y este tanto llegó en el mejor momento, cuando más lo necesitábamos”, analizó el atacante. En este período de sequía, el estratega García reveló que hubo trabajo con el psicólogo del equipo, en la rueda de prensa posterior al encuentro ante Monagas.

“El psicólogo ha trabajado con varios jugadores en específico y siempre estuvo ahí para decirnos que las cosas iban a llegar, que no nos podíamos bloquear por situaciones que crea nuestra mente. Que debíamos seguir trabajando, que era la única manera de lograr nuestros objetivos. Nos hemos hecho un nombre en la Liga FUTVE, poco a poco. A cualquier equipo le competimos y nunca nos metemos atrás. Jugamos de tú a tú ante todos”, comentó Ochoa.

¡Qué molleja de calor!

“Cuando el sol aprieta mucho / Brilla en todo su esplendor / Y se torna abrazador / Que no lo aguanta cualquiera”, reza la gaita de los Cardenales del Éxito. El factor climático ha sido fundamental en Rayo Zuliano que ha convertido al “Pachencho” Romero en un fortín donde suman 10 de los 13 puntos que han logrado. “Nos hemos hecho fuertes en casa este año y tenemos claro que si seguimos así de locales podemos competir. Se nos han escapado algunos puntos, pero jugar en el ‘Pachencho’ siempre va a ser importante, ahí tenemos la fuerza de nuestra familia presente”, reveló.

Ochoa aseveró: “El clima es para los dos y a nosotros también nos golpea porque es a las 3:30 es fuerte, pero le hemos sacado provecho. Cada quien saca ventaja de su casa y lo hemos podido hacer bastante. El sol pega mucho, pero defendemos bien nuestro estadio. Lo que siempre nos decimos es que ningún equipo puede ser más que nosotros. El que venga para acá tiene que sufrir”.

Pero no hay calor o resultados adversos que fragmenten al grupo.  “Todo zuliano que siente / Su terruño en lo profundo / Le parece que su gente /Es la mejor de este mundo”, entona el “Sentir Zuliano”. Una forma de vivir el camerino de Rayo repleto de jugadores de la región. “El maracucho siempre está alegre, a pesar de las dificultades, un sentimiento al que se nos unen jugadores de otras zonas del país y Zuma. Ellos nos dicen que los zulianos siempre estamos con una joda y que siempre tenemos algo positivo al entrenar. Todos admiramos a Iliya, que lejos de su familia, en todo momento tiene una risa, con algo bueno que aporta al grupo. Los maracuchos somos así, alegres y echadores de broma”, confesó el atacante.

Un rayo como punta de lanza

Foto: Prensa Rayo Zuliano

El estilo de Rayo Zuliano es bastante vertical y de una velocidad eléctrica en los ataques. Ochoa no es un “9” a la vieja usanza, de ser un faro en el área rival, sino un factor de caos en la última línea rival con sus movimientos. “Con el profesor (García) tengo muy buena comunicación, estamos en el club desde que inició. El me pide que haga muchas diagonales al espacio. Que no me meta entre los centrales y no vaya al choque porque mi virtud no es aguantar, sino hacer desmarques, encarar e ir al ataque. Es importante que el técnico confíe en ti como mis compañeros, siempre me dicen que soy el goleador del equipo y debo estar tranquilo, porque va a llegar el momento de marcar”, expresó el marabino.

El rol de referente de ataque lo comparte con César Salazar. “Hay momentos que el profesor me saca del centro y voy a la banda como extremo. Siempre me dice que tire diagonales y les gane las espaldas a los laterales. Que pise el área, que ahí es donde caen las pelotas. En el caso ‘Maute’ es más de aguantar y tener el balón. Es uno de mis mejores amigos en el equipo y hablamos bastante. Tenemos características distintas y eso siempre lo necesita un grupo, porque si vas ganando necesitas un ‘9’ que aguante y tenga la pelota arriba”, reflexionó el atacante.

Para acabar la sequía goleadora, desde la pizarra del cuerpo técnico se probaron varías rutas. “El profesor (García) había trabajado con dos ‘9’, ponía un ‘10’, un delantero y dos extremos. Hubo muchas variantes en la forma de jugar. En la semana trabajamos mucha definición, aparte nos indicaron a (Cristian) Maldonado y a mí que nos moviéramos en las espaldas de los laterales, que se proyectaban mucho. El entrenador analizó muy bien el juego y la función que teníamos que hacer”, puntualizó. El delantero reveló: “Tuve una charla con Maldonado y le dije: ‘Hermano tenemos que sacar esto adelante nosotros, para que sigamos jugando. Vamos a hacer lo mejor que podamos. Al grupo les dije que si nos iban a sacar, tenía que ser en camilla, pero que nos teníamos que jugar la vida’”.

Una cinta para un emblema

En los dos últimos partidos tuvo la responsabilidad de ser el capitán del equipo. “Soy uno de los jugadores que siempre estoy con la joda, pero llevo a que el equipo reme para el mismo lado. Con actitud positiva. Que debemos creer en nosotros mismos, que podemos sacar esto adelante, sin importar los de afuera. Muchos nos dieron por eliminados, pero muerto está quién no pelea. Vamos hacia adelante. Aparte soy el jugador más antiguo y por la lesión de (Andrés) Montero me tocó llevar la cinta, pero Montero vuelve ahora y no tengo ningún problema en devolvérsela, porque es uno de los tipos con más experiencia que tenemos”, declaró.

¿Qué le dijo García? “El profesor me comentó que no estaba Montero y me tocaba agarrar la cinta, porque era el más antiguo del equipo. Que mis compañeros me respetan y me quieren. Debía buscar que nadie se quedara atrás y todos fuéramos hacia adelante. Lo tomé de la mejor manera, hablé con los compañeros para que estuviéramos centrados en la cancha. La cinta fue algo normal para mí, lo importante es que todo saliera bien”, relató. Pero como dijo Steve Jobs en su discurso en Stanford: «No puedes conectar los puntos mirando hacia adelante; solo puedes conectarlos mirando hacia atrás». Para entender el presente de Ochoa hay que viajar a su pasado.

Le gustaba mucho el béisbol, hasta los 12 años, pero no contó con el apoyo para poder seguirlo. Dejó el diamante y pasó al futsal. Donde jugó nacionales y una liga de abogados. En el gramado jugó Copa Oro con Deportivo La Popular, pero sobre todo brilló en el cemento donde se le caían los goles de los bolsillos. Con 13 años fue recogepelotas en un partido del Zulia, pero era más de ver a Guerreros del Lago. Sin un proyecto como Rayo Zuliano su camino en el profesional hubiese sido una utopía. Dinámico, dicharachero y con colmillo en el área; sin embargo, desarrolló la resiliencia al trabajar como chatarrero.

Desplegar su fútbol por el continente ni siquiera era un sueño. No existía ese pensamiento, mientras recogía metales por Maracaibo. El dueño de Rayo Zuliano lo descubrió en los torneos de futsal, compartieron y detectó de inmediato un diamante en bruto. Cuando nació el club fue uno de sus primeros jugadores. Anotó en tercera y en segunda. Mantuvo la racha en Liga FUTVE, Copa Venezuela y selló el pase a Sudamericana contra Academia Puerto Cabello. Luego estrenó el casillero internacional contra Athletico Paranaense (Brasil).

“Rayo me cambió el chip. Me dio la oportunidad de hacer lo que me gusta. Me gané la confianza de la directiva y el cariño de la gente. Marqué en todas las categorías y no me queda nada más que estar agradecido. Vivo con ilusión el chance de estar aquí”, afirmó. Su historia de vida, es digna de un guion de una serie de Netflix o de letra de una gaita de Ricardo Cepeda. Ocho aún tiene mucho más capítulo que contar. “En el futuro me gustaría jugar en el extranjero y cumplir el sueño de todo jugador que es estar en la selección. Seguiré trabajando como siempre he hecho. Nunca he bajado la cabeza y voy a salir hacia adelante”, concluyó.

Su historia ejemplifica el proyecto que apostó al talento del barrio. Ahí encontró un muchacho que soñó en grande. Trabajó como chatarrero para nunca bajar los brazos. Su talento iluminó las canchas de fútbol sala en Maracaibo. Sin nunca perder la sonrisa, goleó a la adversidad para ser el referente de un proyecto que representa a una región, orgullosa de sus raíces y de la idiosincrasia de su gente. Cuando se hable de José Luis Ochoa, se está hablando del Deportivo Rayo Zuliano, porque el “Bebé” es emblema en esa institución. / Luis Vilchez-Comunicaciones Liga FUTVE

 

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