
La odisea de «Pipa» Velasco para convertirse en goleador de la Liga FUTVE
“Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias”, así inicia el poema de Konstantino Kavafis. La historia a continuación no es literatura ni está creada por inteligencia artificial. Aunque sea un relato con madera de documental de HBO, poco se sabía de él. Los goles de Antony Velasco (21-6-1999) han hecho que los reflectores los apunten. El actual goleador de Anzoátegui y de la Liga FUTVE Banco de Venezuela con seis dianas en siete fechas se le conoce su pasado en Angostura y Ureña (Liga FUTVE 2). Pero, ¿Qué pasó antes? “Es un poco complicado el tema”, soltó. Si bien el sacrificio va de la mano a una carrera profesional, el trayecto de “Pipa” es una hipérbole de la determinación.
El relato comienza con la cotidianidad de un niño que iba a entrenar fútbol como un simple pasatiempo. Su padre lo llevaba caminando, en un trayecto de 20 minutos a pie. La institución que lo esculpió como jugador fue Atlético Chapinero. “Apreció mucho esa escuela, porque me inculcaron como jugador a ser una buena persona. Eso es lo importante del futbolista, el ser un buen humano. Es un aspecto que destaco de los jugadores venezolanos que son personas”, dijo Velasco. Luego de muchos años llegó la oportunidad con la sub-17 de Cúcuta Deportivo, donde firmó su primer contrato.
Todo iba sobre ruedas, porque en 2019 se estrenó en la Copa Colombia contra Bucaramanga. Luego llegó una de las “tardes más bonitas” que ha tenido al medirse contra Junior de Barranquilla, en el estadio General Santander, un 25 de agosto. La fecha la lleva tatuada en uno de sus brazos. “Fue un momento único. Lo que todo jugador sueña. Pero el otro año el Cúcuta empieza a tener problemas económicos y el equipo desaparece (fue desafiliado de la Dimayor). Sigo entrenando, pero quedé en un limbo con 19 años, solo cuatro partidos jugados y en pandemia”, reveló. En 2020 no jugó partidos. En su mente rondaba el pensamiento: “Ya está, el ´Pipa´ no va a jugar más”.
Se hace camino al andar

Foto: Prensa Anzoátegui FC
El poeta español Antonio Machado escribió en su momento: “Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Si de niño caminaba 20 minutos a la sede de Atlético Chapinero, el trayecto a pie continuó. Se mantuvo en forma gracias a Johan Esparza, mientras que consiguió una oportunidad en Venezuela por intermedio de Óscar Medina. Nunca jugaron juntos en una cancha, pero ambos le dieron sus mejores pases gol con su apoyo incondicional.
Luego de ser rechazado por su estatura en Unión Magdalena y América de Cali en sus categorías sub-20, tomó la decisión de enfilarse en Real Frontera, gracias a ese puente que le tendió “Don Oscar”, como le llama con mucho respeto. “Soy un buen muchacho que le gusta trabajar, entrenar y dar siempre lo mejor. Esa es la base de que esté hoy en Anzoátegui”, confesó. Por lo momentos todo esta historia suena más o menos a la cotidianidad del mundo del fútbol. Incluso la introducción de este texto parece clickbait hasta ahora, pero abróchese el cinturón, porque inicia la montaña rusa de emociones de Velasco.
Por los problemas económicos de Real Frontera, tenía que generar ingresos por otra vía. Los lunes y martes trabajaba con un tío en un supermercado donde cargaba mercancía. Los otros días tenía un amigo con una empresa de zapatos, al cual ayudaba a trasladar el calzado, todo a pie, desde la oficina hacia otros destinos. Se cargaba las bolsas al hombro. ¿La rutina? Caminar media hora, lidiar con las complejidades migratorias y llegar a entrenar. Dudas, sol y un gasto para ir a Táchira. Salir a las 9:00 de la mañana de regreso a Cúcuta, para bañarse, cambiarse y laborar.
“Lo hacía más que todo para que me vieran. Mis padres me apoyaban, pero a veces me regañaban porque no había para comer. Obviamente estaba frustrado, porque no podía hacer nada. Lo que poquito que ganaba en el trabajo era para pagar pasajes y comprar algunas cositas para la casa. Ellos no me pedían que dejara de jugar, pero sí que buscara otros trabajos y soluciones”, reveló. Con el tiempo pudo comprarse una moto y empezó a hacer delivery todas las tardes hasta la siete de la noche.
Con todo ese trajín, ¿Qué logró esa temporada? Fue el goleador con nueve tantos. Aunque el pensamiento era que el fútbol iba a llegar hasta ahí entre tantas actividades que tenía que hacer. Le salieron par de ofertas: Rayo Zuliano y Boyacá Chicó. Se presentó a esta última, pero la fortuna no estuvo de su lado. En el primer entrenamiento, por el frío, tuvo una distensión en la rodilla. Al no ir a Maracaibo, los zulianos perdieron el interés. Fueron dos meses de recuperación.
Lanzar los dados en Ureña

Foto: Prensa Anzoátegui FC
“Si vas a intentarlo, ve hasta el final. De lo contrario no empieces siquiera. Si vas a intentarlo, ve hasta el final. No existe una sensación igual. Estarás solo con los dioses y las noches arderán en llamas”, las letras Charles Bukowski aplican a la decisión de Velasco de seguir su camino en Ureña, otra vez en la Liga FUTVE 2, y por intermediación nuevamente de Oscar Medina. “Llegué un poco tocado de la rodilla y alcanzó a hacer tres goles. Ese 2022 me tocó hacer lo mismo: ir a entrenar, pasar la trocha y regresar a trabajar. Todo el esfuerzo realizado el año anterior tocaba hacerlo de nuevo. Me preguntaba dentro de mí si esto era mío o si algún día se daría. Había días difíciles, pero mis padres nunca dejaron de apoyarme”, confesó.
Una de las personas más importantes en su carrera fue Adolfo Monsalve, que en 2023 le vendió el proyecto de Ureña y lo convenció de seguir un año más. “Me decía que cualquier cosa que necesitara, él me iba a apoyar y a hacer todo lo posible para que estuviera bien. Me comentaba cosas como: “´Pipa´ no trabaje´”, pero le respondía: ´He jugado toda la vida fútbol, pero no he tenido un equipo donde haya podido ahorrar. Siempre he tenido inconvenientes con pagos´. El profesor Adolfo me motivó e hicimos uno de los mejores años que he vivido, porque quedé campeón y goleador con 14 tantos”, rememoró.
El estratega tachirense también hace un cambio clave, porque si bien el gol lo ha acompañado toda su vida de Velasco, por su estatura y las preferencias de nueves de mayor envergadura en Colombia, lo corrían a una banda o de volante. En su primer torneo nacional sub-17 marcó 32 goles como extremo, después como sub-20, en esa misma demarcación, infló las redes en 15 ocasiones. Todo bajo el mantra de que “el atacante chiquito no sale”. En primera de Cúcuta jugaba de “8” y en Real Frontera marcó sus nueve goles como volante. Pero Monsalve vio la necesidad de un “9” y el olfato goleador de Velasco, para ponerlo en el frente del ataque.
Ver para creer en un futuro mejor

Foto: Prensa Anzoátegui FC
Al mejor estilo de Santo Tomás Apóstol, Velasco necesita ver para creer que esta sí sería la oportunidad. “Cuando quedamos campeones me acuerdo de todo lo que hice, pero no me hice ilusiones, porque era segunda división. Pensaba: ´He quedado goleador dos veces, pero nadie me ha visto ni me ha dicho nada. No sé qué pasa´. Así que festejé, pero sin muchas expectativas y viendo qué iba a pasar la próxima temporada”, manifestó. La sospecha tuvo fundamento, porque por unos días pareció que la historia se iba a repetir.
“Pasó el tiempo y nadie me llamaba. Decía: ´Será jugar el próximo año aquí, otra vez, porque, ¿Qué más me queda? Iba a estar cerca de la casa y me tocaría trabajar después de los entrenamientos. Eso me desilusionó un poco. Era difícil que te vieran de segunda división y siendo extranjero. Ahí Angostura me abrió las puertas y estoy muy agradecido con ellos por brindarme esa oportunidad”, recordó. En el estado Bolívar, bien alejado de su natal Colombia, disputó 32 compromisos en la Liga FUTVE Banco de Venezuela 2024 y anotó en tres oportunidades. Incluso sus padres lo vieron en un partido contra Táchira, en Pueblo Nuevo.
Luego de tanto sacrificio, un partido como el que vivió contra Estudiantes de Mérida, donde infló las redes en tres ocasiones, son una bendición. “Mi papá me llamó y me preguntó: ´¿Sabe cuándo fue la última vez que hizo un hat-trick´”. Le dije que no. Que tenía dobletes, pero tripletas no recordaba. Me dijo que fue contra Tolima, en una semifinal sub20, luego de perder un partido de ida 1-0 y remontarlo de visita 4-0, con tres goles míos. Ahora vivirlo en primera división, contra un equipo con historia, como Estudiantes, se me llena la cabeza de buenos pensamientos”.
Luego de muchos tragos amargos, ahora saborea las mieles del triunfo. Pero sin rehuir del pasado repleto de desafíos. Como dice el poema: “Mas no apresures nunca el viaje. Mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino sin aguantar a que Ítaca te enriquezca”. El ariete aseveró: “Agradezco a Dios todo lo que viví. Los sacrificios que tuve. Caer y seguir intentándolo una y otra vez. Esa ha sido la clave. Me he equivocado y he aprendido. No pienso tanto en lo que pudo ser de mi vida, sino que me concentro en lo que viene, ayudar al equipo y hacer muchos goles”.
La felicidad encontrada en Anzoátegui
Al mejor estilo de Will Smith en la película “The Pursuit of Happyness”, Velasco puede decir: “Esta parte de mi vida, este pequeño momento de mi vida lo llamo felicidad”. Incluso en el cambio de Ciudad Bolívar a Puerto La Cruz no hubo ningún trauma. “Estaba tranquilo en mi casa, porque tenía contrato con Angostura. Sinceramente me enteré al final de los rumores de que Anzoátegui iba a salir en primera y Angostura en segunda. Me informan el 25 de diciembre, mientras estaba con mi familia, con quienes recargué energía”, soltó.
El cambio de aires lo vio positivo. “En este nuevo reto me he sentido más a gusto con la ciudad, con el equipo y con la hinchada, que es una locura total ver el estadio repleto. Como jugador nos toca corresponder en cada juego«, remarcó. Las asistencias en el estadio José Antonio Anzoátegui han rondado las 30 mil personas, incluso lo han superado. “Desde la pretemporada en Ciudad Bolívar estábamos ansiosos de ir a Puerto La Cruz. En el primer encuentro no esperaba que el estadio se llenara, pero uno veía como la gente no paró de llegar. Fue una sensación nueva para mí jugar en un escenario así”, expresó el neogranadino, consolidado como delantero en la Liga FUTVE Banco de Venezuela.
¿Qué representa un estadio lleno? “Es una responsabilidad grande. Debemos corresponderles a los hinchas, porque ellos van, compran su entrada y quieren ver un buen espectáculo. Para se trabaja todos los días. Debemos hacer buenos partidos y sacar los resultados”, afirmó. Capaz en Angostura el objetivo era la salvación, pero Anzoátegui la aspiración es mayor. “Antes no tenía la preocupación de quedar en puestos de copa internacional, pero como grupo nos preparamos para cumplir esa expectativa. Uno siempre corre y da lo mejor. Aparte tenemos al profesor Leo González, que es demasiado bueno”, acotó.
Una dupla de “nueves y medio”

Foto: Prensa Anzoátegui FC
“Con Franklin González uno sube y el otro baja, o viceversa. No nos conocíamos, pero tenemos un buen compañerismo. Somos jugadores similares, porque no soy un nueve puro, soy un delantero-enganche. Nuestro entendimiento parte de que no me quedo en el área parado, ni el solo permanece como volante ´10´, sino que nos alternamos y tenemos ese factor sorpresa, que complica a los centrales”, reflexionó de su dupla con el trujillano. Eso en fase ofensiva, pero en la pizarra de Leo González el primer mandamiento sin balón es presionar.
“Me costó un poco al principio, porque al profesor Leo le gusta presionar alto. Él nos manda a seguir al volante y el otro delantero tiene que ir con el central. Eso hace que cueste un poco volver, pero con el pasar de los partidos y entrenamientos afinamos los detalles (…) Mi labor principal es que el volante ´5´ del rival no reciba. Me acuerdo que contra Caracas no llegué a la marca, el mediocentro de ellos mandó un cambio de frente y se originó la jugada del gol con que perdemos. Trabajó cada sesión para mejorar”, confesó Velasco.
Pero, ¿Cuál es el secreto para ser el goleador de la Liga FUTVE Banco de Venezuela? “Creo que más que todo la tranquilidad de esperar el momento indicado. Junto con Franklin llevo dos tantos similares, en el que él toma el balón y no hago la diagonal de una vez, sino que aguanto. Los centrales esperan que uno entre, para salir y dejarte en fuera de juego. Entonces aguanto, dejo correr la pelota, aprovecho mi velocidad y remató de primera”, analizó. “Pipa” concluyó: “Otra de mis virtudes es que pateo bien con la izquierda, con la que llevo cuatro goles. El profesor Leo González me dice que mis diagonales son primordiales, porque complican al defensor. Aparte de tener serenidad al momento de definir”.
“Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado. Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya qué significan las Itacas”, termina el poema Konstantino Kavafis. Da la sensación que para Velasco, Puerto La Cruz se ha convertido en su Ítaca, luego de una odisea repleta de incertidumbre y caminatas infinitas. Se despejó el cielo de su carrera y ahora el sol del Oriente de Venezuela ilumina sus siguientes pasos. / Luis Vilchez