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Michael Covea, un ingeniero en el cambio de estilo del Caracas

El triunfo 2-0 del Caracas sobre Zamora certificó su clasificación a la fase final del Torneo Clausura. El marcador lo cerró Michael Covea con un gol de llegador. El caraqueño sufrió una metamorfosis de un extremo pegado a línea de cal a un volante constructo de juego. El mismo camino que recorre el cuadro avileño, que quiere dejar atrás el ADN de un equipo directo y de la mano de Fernando Aristeguieta transformarse en uno de mayor elaboración. El mediocampista aporta un punto de encuentro en esa transición, aparte de jerarquía y calidad individual.

“El balance hasta el momento es bastante positivo. Me siento muy feliz de estar en este club. Tengo un rol diferente, al ser uno de los jugadores con más experiencia en el plantel, eso te da una responsabilidad con los más jóvenes, tienes que dar el ejemplo y debes aportarles mucho, porque su crecimiento depende de lo que le puedas brindar a cada uno de ellos. Así lo estoy viviendo, muy alegre y solo falta que podamos conseguir el objetivo principal”, resaltó.

Su diana ante los de Barinas fue la séptima de la campaña, si se suman todas las competiciones. “Todos los goles son una belleza. Convertir es una de las mejores sensaciones que uno puede tener en el mundo. Siempre te ayuda. Si estás bien haces que estés mejor. Si no estabas tan bien, te sirve para agarrar confianza. A mí me colabora en ambas facetas, porque me siento bien y quiero estar mejor. Deseo transmitirle confianza al equipo. Todas las anotaciones son importantes y esta disfruté bastante”, señaló.

La pizarra del “Colorado”

“Fernando (Aristigueta) me da mucha libertad con la pelota. Me he sentido muy bien y en pocos partidos me ha dado indicaciones específicas, por ejemplo contra Deportivo La Guaira, en el partido de vuelta de la Copa Venezuela. Sentíamos que podíamos hacerles mucho daño siendo un poco más rígidos en ataque, porque lo normal es que nos dé mucha libertad a los jugadores de adelante. Por eso en ese planteamiento me posicionó pegado a la banda y nos fue bastante bien. Tenía que tener mucho duelo individual con el lateral, porque iba a tener muchos manos a mano. Debía encararlo y tratar de hacerle mucho daño, sacar centros y patear al arco. Lastimosamente nos faltó el gol”, explicó Covea.

En ese funcionamiento indicó: “Me siento muy bien con esa libertad, porque me gusta ser partícipe de la construcción del juego, asistir a mis compañeros y pisar el área rival”. Mientras que, sin la posesión, tiene claro sus labores. “Cuando no tenemos la pelota, el sacrificio que tenemos es del colectivo. Somos unos guerreros, unos leones para recuperar rápido y colaborar en el campo propio, con la presión tras perdida”, señaló.

En cuanto al cambio de estilo reflexionó: “Hoy Caracas juega lo que le gusta el técnico. Lo que ha planteado desde que llegó a la institución y nos sentimos bastante cómodos. En lo personal me gusta mucho ser parte de la construcción de las jugadas, no solo de la finalización”. El mediocampista añadió: “Por las características de nuestros jugadores podemos hacerlo. Tenemos un arquero que nos ayuda muchísimo en la construcción del juego y eso es bastante importante. En esa modificación de estilo de juego, encajo de la manera que requiera el entrenador”.

El ex Rosario Central apuntó: “Me ha utilizado muchas veces de interior, con la libertad de que cuando tengamos la pelota hacer un poco más de enganche o de media punta. Sin balón, unirme a la línea de volantes para ser tres en el medio. Eso es bastante bueno para nosotros y en lo personal. Me gusta mucho el estilo que tenemos y se ha visto reflejado en los rendimientos de cada uno de los jugadores”.

La labor fuera de la cancha

Foto: Prensa Caracas FC

“Caracas es un equipo que le da oportunidad al talento joven y nosotros, lo más grande o de más experiencias, tenemos esa responsabilidad de aportarles todo lo que hemos adquirido fuera del país y en el fútbol venezolano. Hablo bastante con ellos, son muchachos que tienen una formación futbolística muy buena y eso hace todo más sencillo”, reveló. El mediocampista comentó: “El promedio de edad en la liga es tan bajo, que con 32 años uno queda como la referencia en la mayoría de los planteles. Les brindo mi experiencia y los ayudo, me pongo siempre a la orden y les hago entender que estamos aquí para ayudarlos”.

En esa misma línea acotó: “Somos unos guías para ellos y les pongo a disposición todo mi conocimiento futbolístico, pero, sobre todo, como persona. Lo que más vale y predomina en este camino es la persona. Le intento recalcar aspectos como la humildad y las ganas que tienen que tener en todos los entrenamientos. El respeto a las instituciones, a los entrenadores, compañeros, utileros; a todo el personal que trabaja con nosotros. Ese es el rol que cumplimos dentro y fuera de la cancha con los muchachos”.

Otro reto que tiene Covea es honrar el dorsal que lleva en la espalda. En otrora lo defendieron: Stalin Rivas, Gaby Miranda, Ronald Vargas, Jesús “Pulga” Gómez y Rómulo Otero. “Me siento un privilegiado de tener el número ‘10’. Empecé con el ‘8’, porque tenía la esperanza que ‘Juanpi’ Añor se quedara. Cuando llegué al club estaba entrenando con nosotros, pero le salió una oportunidad en Grecia y fue lo mejor para su carrera. Cuando se va, tomé esta responsabilidad y me siento muy bien. Ojalá pueda seguir demostrando que estoy a la altura. Darle las alegrías que tanto quiere la institución a los aficionados, directivos y a nosotros los jugadores. Estas muy ilusionados con conseguir el objetivo. En lo personal sería un sueño ser campeón en este club”.

El inicio del año fue desafiante, pero sirvió para crecer. “El aprendizaje que nos dejó el primer semestre es que este es un torneo muy corto, todo pasa muy rápido y todos los puntos son fundamentales. Cada encuentro es importantísimo y en el Apertura dejamos unidades que no podíamos perder y nos pasó factura”, opinó. El caraqueño profundizó: “También jugamos la Copa Sudamericana y la primera cuatros fechas de liga, por el tema del estadio suspendido, fueron en Barquisimeto. Tuvimos un desgaste bastante grande. Para esta etapa sabíamos que no podíamos dejar escapar ningún punto y que todo compromiso era sumamente relevante para sellar el pase a los ocho”.

Del futsal rumbo a Argentina

“Mis inicios fueron en el futsal, que practiqué hasta los 12 años. Jugué campeonatos nacionales e internacionales. Luego mi primer equipo fue en el Ítalo Venezolano con Nelson Carrero, que me dio la oportunidad de ser becado. Después Nelson me llevó al Deportivo Petare, cuando estaba Saragó y debuté con él. Ahí empecé mi carrera. Siempre como extremo y a medida que fui creciendo me volví más media punta”, rememoró.

Su salida de la banda al carril central vino de la mano de un prócer de los banquillos. “Me encantaba jugar de media punta y el primero que me puso ahí fue Richard Páez, cuando jugábamos en Mineros, porque él decía que sus volantes no juegan por fuera, sino por dentro. Que tenían que tener buen manejo de la pelota. Luego jugamos la final con Mineros y seguí de media punta con (Horacio) Matuszyczk, varios partidos. Con (Juan Domingo) Tolisano sí jugué todo el tiempo de media punta en Táchira. Al fichar por Central también me desempeñé en la misma posición. Esporádicamente hago de extremo cuando lo requiere el técnico”, afirmó.

En esa recapitulación anexó: “Todavía me queda bastante capacidad de duelo, en los manos a mano, en velocidad. Pero ahora tengo un juego más colectivo y de tenencia de pelota, con respecto a cuando inicié. Cuando tenía 20 o 22 años en Argentina, en la primera etapa de San Martín de San Juan y Olimpo de Bahía Blanca, sí era extremo, bien extremo, pegado a banda”. Covea repasó: “Hoy me gusta jugar más de enganche. Me siento cómodo por un tema de que me gusta tener mucho contacto con la pelota. No es que haya perdido velocidad ni nada por el estilo. Hacerme parte de la construcción del juego. También la experiencia te hace entender muchas cosas dentro de la cancha”.

¿Qué le dejó el paso por el sur del continente? “De todas las etapas que he tenido en Argentina me voy a quedar con la mentalidad que tienen, porque es increíble. Son tipos 100% ganadores y eso te lo enseñan. Llegué con 18 años y estuve tres etapas, con tres clubes diferentes. Aprendes a mirar a los rivales a los ojos, independientemente de quién sea o tenga mejor plantel. No tienes miedo de jugar de tú a tú. Eso trato de recalcarlo y hacérselo entender a los más jóvenes de acá”, expresó.

En su mente no hay espacio para el mediano plazo y tiene tatuado una sola meta en lo inmediato: “Quiero ser campeón con Caracas. Tengo ese objetivo entre ceja y ceja.  Entreno todos los días pensando en eso y no tengo otra cosa en la cabeza que no sea eso. Más allá de eso no puedo hablar. Fuera de la cancha mi familia sigue creciendo y voy a tener otro bebé. Me tiene muy feliz y tengo la meta de ser un buen padre y ver crecer a mis hijos”, concluyó. Fuera de la grama del Olímpico y de Cocodrilos Sports Park tiene el rol de papá futbolístico de muchas de las joyas de los avileños. En el verde es parte de la revolución estilística de Aristeguieta. En ambos frentes es clave en el Rojo de hoy y deja su ladrillo para el Rojo del mañana. / Luis Vilchez-Comunicaciones Liga FUTVE

 

 

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