Mayker González disfruta cada instante con Trujillanos, mientras agranda su leyenda
Trujillanos comandó el Grupo Occidental con puño de hierro al conseguir 56 unidades. La fase de cuartos de final la inició con fuerza al vencer 0-1 a Real Frontera. Uno de los generales de los “Guerreros de la Montaña”, que ha liderado este proceso, es Mayker González. El zaguero llegó a los 300 partidos y no descansará hasta devolver al cuadro aurimarrón a la categoría de oro del balompié criollo. Con 37 años es plenamente consciente de que el final está cerca, así que exprime cada vivencia que le regala su carrera de jugador, mientras cumple su último servicio con el equipo de sus amores.
“Nunca pensé llegar a esa cifra. Si te digo que si, es mentira, porque tampoco estuve sacando números. Fue Fernando Bravo quien hizo la cuenta y en el momento que me lo comentó dije: ‘¡Wow! Increíble lo que puede hacer uno como futbolista’. Me siento agradecido con Dios, mi familia y el grupo que tenemos. Estoy muy contento”, explicó. Sobre el rendimiento del cuadro de Valera expuso: “Hemos construido algo muy bonito desde el comienzo. Se armó primero como seres humanos y luego como jugadores. Se disfruta de la mejor manera, pero con la responsabilidad de cumplir cada domingo y lo que resta del torneo. Hemos trabajado bien los jugadores, cuerpo técnico y directiva. Estamos haciendo un buen torneo, pero no hemos ganado nada. Queda camino por recorrer, con los pies en la tierra, humildad y con el deber de trabajar ahora más que nunca”.
En referencia al buen momento que vive el equipo andino opinó: “Nos hemos caracterizado por ser una familia y la unión que tenemos. Si no le salen las cosas a uno, otro responde y se multiplica por el compañero. Estar muy cohesionados es lo que nos ha hecho grandes en la Liga FUTVE 2. El domingo dimos un gran paso al sacar un buen resultado, toca ratificarlo este fin. Pensamos en el objetivo, como una familia y con esa lealtad al compañero, dentro y fuera de la cancha”. El rol de González no se limita a lo táctico en la pizarra de Oswaldo Chaurant, sino a su labor como líder en el camerino.
“El profesor (Chaurant) la ha tenido muy difícil, porque somos 12 jugadores grandes, donde solo juegan cinco al inicio y terminan ocho. Eso quiere decir que cuatro quedan por fuera, entonces es el encargado de armar el rompecabezas. De mi parte, como capitán, me pide liderazgo. Que hable con los más jóvenes para que no pierdan el norte, darles consejos, llamarles la atención y que vuelvan a la línea. No es sencillo, pero tampoco imposible”, argumentó. El zaguero profundizó: “No soy solo yo, porque Gamboa (José Rivas) y Enderson Abreu me acompañan también, como los otros capitanes. Vamos por más en esta Liga FUTVE 2 que es complicada, porque es un cupo para jugar primera que luchan 16 equipos”.
Defender con calma e inteligencia
“No se puede tapar el sol con un dedo. No soy el mismo que hace diez años, la velocidad se pierde un poco. Pero trabajo de la mejor manera y me siento muy bien. Ahora me manejo con más inteligencia y tranquilidad, si me toca pasar solo dos o tres veces en un juego, lo hago. No como antes que me proyectaba ocho o diez ocasiones. Soy un tipo de más jerarquía, que si me toca subir, lo hago, sino me quedo. Lo importante es defender”, analizó González.
El lateral se explayó: “Soy un defensor y mi prioridad es defender, como lo he hecho en la temporada. Después si me toca atacar, lo haré en cualquier momento. No es como antes en Zamora, que me proyectaba más que lo que defendía. He hecho un buen trabajo y por eso estoy en el once inicial. Hubo un momento que estuve tres partidos desde el banco. Me esforcé, luché y ahora acompaño a mi equipo desde el arranque. Lo que me han dado los años es que sé en qué momento ir a atacar”.
Esa calma la aplica también fuera del campo en un estado en ebullición e ilusionado con que su elenco vuelva a la élite. “Salgo muy poco, pero cada vez que lo hago me encuentro con un fanático, porque esta es una ciudad futbolera, no hay otro deporte más. Siempre me dicen: “¡Hey! Este es el año”. El otro día la barra fue al estadio y cantaron igual que este es el año. La gente no sabe el sacrificio y esfuerzo que hace cada jugador para levantarse temprano, comer bien, acostarse a buena hora y otras cosas más que pasa el futbolista. Pienso que este es el año, mucha gente lo anhela, incluso en otras ciudades como me han dicho otros compañeros, que me he encontrado. La gente anima de la mejor manera y sé que el domingo nos acompañarán. Pero no es fácil subir, todo a su tiempo y quedan varios partidos”, analizó.
Este sosiego y concentración tiene un valor agregado de domar la pasión de defender una institución con tanto arraigo en González. “Trujillano significa todo para mí, es mi primera casa en el fútbol. De aquí soy y lo que más deseo es subir a este equipo. No depende de mí, sino de mucha gente y todos estamos haciendo el trabajo. Este club representa mi alma, mi corazón y mi mente, porque me vio nacer como jugador. Son muchas emociones encontradas que he sabido manejar y no apresurarme, para que no me pase factura. Luchamos con esa ilusión de ser un equipo que merece estar en primera. La clave es controlar esa ansiedad y las ganas de hacer las cosas bien. Con calma que todo llega en su momento”, aseveró.
Un inicio atípico

Foto: Prensa Trujillanos FC
“El fútbol fue mi tercer deporte, mi disciplina preferida era el baloncesto. Por eso voy bien por arriba, tengo un buen salto. Luego estuve en béisbol y a última hora el balompié. Le doy gracias a Dios por la dicha de ser futbolista y si volviera a nacer me gustaría tener esta profesión. Inicié en esta disciplina con esfuerzo y sacrificio, por eso estoy aquí”, indicó el trujillano. A pesar de medir 1,66 metros sus primeros pasos fueron en los tabloncillos, donde le fue muy bien a nivel colegial, e incluso era tomado en cuenta como refuerzo por otros equipos.
Por un amigo cambié un deporte con las manos al “más complicado de todos porque lo juegas con los pies”. En aquel momento llegó a la Alcaldía de Valera, en la categoría sub-20, como carrilero. “Iban pocos a entrenar, yo era de los que más insistía en las prácticas. Todos iban los jueves y viernes a hacer fútbol, pero entre lunes y miércoles íbamos tres o cuatro. No jugaba porque era nuevo, pero persistí tanto hasta que me dieron la oportunidad y me dieron chance. Luego fui a un nacional con Trujillo”, rememoró. En ese torneo llamó la atención de Ceferino Bencomo, que estaba en la reserva del Caracas, pero no se concretó nada.
Parte del cuerpo técnico de esa selección estadal estaba en Trujillanos y le abrieron la puerta. Le dijeron que no había lateral izquierdo, que si quería jugar ahí. Aunque González no disputaba esa demarcación lo convencieron y asumió el desafío. De la mano de Carlos Toscano y Carlos “Chacal” Ramírez jugó en segunda y disputó varios partidos. Ramírez asumió el primer equipo y González le pidió ser parte de la sesiones. “Hijo, puedes practicar, pero sin ningún compromiso, porque ya tengo el plantel listo”, fue la respuesta del estratega. Mantuvo la fe e insistió hasta que le dieran una oportunidad y debutó en Copa Venezuela contra Atlético Trujillo. La información se la dio el portero Gustavo Cortina con un: “Vas a debutar”. Entre nervios, cumplió ese primer reto. Luego se estrenó en liga contra Llaneros en Guanare.
“Mi impulso, mi anhelo de jugar, mis deseos hicieron que me montara en ese barco hasta el día de hoy y no me ha bajado. Mayker González aún quiere seguir arriba y el día que no, que sea estando en primera, con la ayuda de Dios primeramente”, redondeó el lateral, que supo ganar una estrella con Zamora y torneos cortos con Trujillanos.
Vivir el presente
“Como profesional sé que mi tiempo es corto en el fútbol. Tengo 37 años y abrí mi mente. Me gozo cuando voy al estadio y piso esa grama, porque estoy disfrutando mis últimos años de la carrera y todo lo que Dios me permita, para terminar de la mejor manera. Me gozo como si fuese mi último partido o el último entrenamiento de mi vida. No me quiero arrepentir el día de mañana de no haber hecho algo o no haberlo disfrutado. Es mi pasión, lo que amo y cada partido lo vivo como el último. Le digo a mis compañeros que también se lo vivan, porque esto no era para toda la vida. Esto es de momentos y más de uno quisiera hacerlo. Somos privilegiados”, reflexionó el lateral.
El valerano enfatizó: “No quiero retirarme y luego estar diciendo que no lo disfrute o no lo gocé. Se tiene que vivir con responsabilidad, para que luego no haya arrepentimiento”. En referencia al día después de colgar las botas confesó: “Es una pregunta realista, pero complicada. Le pido mucha sabiduría a Dios para ese momento. Me gustaría pertenecer a un cuerpo técnico o ser entrenador, pero seguir en el ámbito del fútbol. Primero como ayudante y luego como principal, me agradan las dos. Pero por ahora terminar bien”.
De buscar encestar balones a defender 300 partidos con un histórico del balompié criollo como Trujillanos. Inició tarde en el fútbol, pero siempre se entregó a plenitud. Cuando el final se asoma por la ventana, colecciona momentos al vivir el presente y gozar la cotidianidad de su oficio. La lucha por el ascenso del aurimarrón tiene muchas historias para contar, pero la de Mayker González es de esas narrativas redondas. Ahí surgió, ahí se hizo leyenda y ahí se quiere retirar, pero en el lugar donde tiene que estar el cuadro de Valera: la primera división. / Luis Vilchez-Comunicaciones Liga FUTVE