Ridenson Morillo: “He soñado mucho con el ascenso de Trujillanos”
La final de ida de la Liga FUTVE 2 tuvo un héroe que vino desde el banco: Ridenson Morillo. El volante ingresó y marcó los dos goles de Trujillanos en la victoria (1-2) sobre Titanes, en Guanare. Desde niño creció flechado por los colores aurimarrón y de su padre heredó la pasión por el fútbol. Mil y una noches, en el reino de Morfeo, soñó con una tarde mágica con el cuadro de Varela. En suelo llanero la cumplió y ayudó al equipo de sus amores a dar un paso gigante en sus aspiraciones a volver a la primera división.
“Este ha sido un proceso de cuatro o cinco años que el club ha luchado para llegar a esta final. La temporada pasada dimos un gran paso, pero no suficiente. Este curso, gracias a Dios, se nos está cumpliendo y llegamos a la final. Nos preparamos de la mejor manera esta semana, porque viene un rival que va a darlo todo y tenemos que tratar de controlarlo”, explicó el mediocampista. Sobre el rendimiento de los andinos: “Este equipo lo caracterizan las ganas y que somos unos chamos con hambre. Mucha gente nos subestimó por nuestra edad y pensó que no íbamos a poder dejar a Trujillanos en alto. Hemos demostrado que tenemos esa voluntad de jugar en primera”.
¿Qué le solicita Oswaldo Chaurant? “Sin balón me pide que esté bien parado, que ataque el balón, que esté cerca del rival para tratar de incomodarlos. Mientras que cuando tengamos la posesión, que sea yo mismo. Que esté tranquilo, entre en confianza y ponga a jugar al equipo”, expuso. En cuanto a su ingreso en el Rafael Calles Pinto confesó: “Me dijo que disfrutara, que lo viviera al máximo, porque era una final y era muy bonita. Que hiciera el trabajo que venía haciendo y que tomara confianza, para tomar el equipo y hacerlo jugar”.
El encuentro tuvo un punto clave que fue la ejecución del penal que significó la remontada. “Eso fue una presión increíble. A pesar de que me vi tranquilo, se me vinieron muchas cosas a la mente. No quería errar, porque ese gol nos podía hacer falta en la final. Tomé la pelota y al momento de cobrarlo le dije a Dios que sucedería lo que él quería y la crucé con todo. En ese momento también pensé en mi familia y lo que podría valer este penal”, rememoró.
Mente y fe
“Somos un equipo que nos hemos trabajado en lo mental para afrontar esta campaña. Jugamos cada partido como si fuera el último. Aprovechamos las oportunidades que nos dan al salir al campo, por eso siempre ingresamos con ganas y actitud de comernos al mundo”, aseveró. Mientras que, en la parte religiosa, la canonización de José Gregorio Hernández ha aportado en el ánimo del equipo para conseguir el objetivo.
“Muchos creemos como otros no, como todo. Pero los que creemos, siempre hacemos una oración para él ante de los partidos. Para llegar a ser santo fue una persona grandiosa. En el camerino hemos vivido su santificación de la mejor manera y con orgullo de que sea Trujillano. Creo que el también nos ha cuidado con la salud, porque ninguno se ha enfermado ni lesionado. Todos estamos al 100 por ciento para lo que viene gracias José Gregorio Hernández”, reflexionó.
La mentalidad y la fe son claves para tener equilibrio en una región que está en punto de ebullición. “Valera está increíble. Ya se está respirando la final, creo que se agotaron algunas de las entradas. Te podrás imaginar lo que es esto, porque aquí se siente el fútbol. Todos saben que Trujillanos pertenece a primera y contamos con una fanaticada grandiosa, que ha estado en este proceso. Pienso que sin ellos no seríamos tan aguerridos, como lo somos desde el minuto 1-90, ya que nos alientan, ayudan, gritan y están de nuestro lado”, analizó el atacante.
En su proceso evolutivo, el paso por otro club histórico, como Portuguesa, fue relevante. “Haber estado por allá me dio experiencia, pude observar muchos jugadores grandes, que me enseñaron mucho del fútbol dentro y fuera de la cancha. A ser una persona responsable y tomarme en serio mi carrera. Noté que jugar primera es diferente. Eso me motiva a luchar para jugar, otra vez Liga FUTVE, estar en lo más top de Venezuela, que es lo que desea cualquiera”, ponderó Morillo. En cuanto a su evolución como jugador declaró: “Soy una persona humilde y me caracterizo por escuchar, por prestar mucha atención a las correcciones. También soy aguerrido e irreverente. No le tengo miedo al error y voy para adelante, es la única forma de aprender. Mientras que lo que quisiera mejorar es tener más sacrificio y ayudar más a mis compañeros al momento de recuperar el balón”.
Hijo de gato caza ratón

Foto: Prensa Trujillanos FC
En la entrevista postpartido, el autor del doblete soltó el refrán: “Hijo de gato caza ratón”, ya que su progenitor también supo jugar con el cuadro aurimarrón. “Me siento orgulloso de tener un papá que jugó, cualquiera quisiera tenerlo. Soy dichoso de contar con él, siempre me escucha y me corrige en lo que me falta. Gracias a él, desde pequeño comencé a amar este lindo deporte, porque de niño iba a las canchas. El 90% de mi proceso formativo fue mi papá y el resto de academias”, comentó.
“Estuve en Italven y en otras academias. Mi papá me llevaba a hacer personalizado para mejorar algunas falencias. Siempre íbamos a un estadio cerca de donde vivo, Plata 3. Fuera en la mañana o en la tarde, la hora que pudiéramos”, soltó. Aunque inició de volante ‘5’, luego lo colocaron de ‘10’ o de falso nueve. Mientras que en Portuguesa ejerció de extremo. “Como jugador profesional estoy dispuesto a lo que sea con tal de jugar, si me tocara ser portero lo haría”, aseveró.
Una parte de su formación fue en Colombia. “Estuve en la Academia Camilo Zúñiga, la del jugador, que buscan jugadores para proyectarlos al exterior. Ir allá me pegó, porque era menor de edad y fue la primera vez que salía del país. Aprendí muchas cosas, como a comportarme solo y a sobrevivir sin mi familia. En resumen, a madurar. Esa etapa me ayudó a crecer y saber cómo se vive afuera”, relató. Todo este viaje, con apenas 24 años, le permite ser protagonista de Trujillanos.
“Personalmente he soñado mucho con el ascenso de Trujillanos. ¿Quién se iba a imaginar que iba a terminar jugando acá? Es lindo vivir esto en Trujillanos, desde que estaba en Portuguesa lo visualizaba. Aquí fue donde nací y es donde pertenezco. Hubiese deseado que nunca descendiera, pero el objetivo ahora es ascender”, dijo. Sobre sus metas abundó: “Ahora aprovecho el momento y vivo el presente. Luego, con la ayuda de Dios, quisiera salir al extranjero y cumplir lo que quiere todo venezolano, que es estar la selección más linda, la Vinotinto, que sería espectacular. Que me den una oportunidad para aprovecharla al millón. Sé que tengo que trabajar para que llegue lo que quiero”.
Trujillanos es tradición e historia. La pasión de una región, que no se apaciguó por el descenso. Con el boleto a la Liga FUTVE a un paso, Valera está a nada de hacer erupción. Rindenson Morillo es uno de los tantos ejemplos que ayudan a comprender este fenómeno sociológico. Continúa el legado de su padre y cumple una misión que se trazó en una cancha en Plata 3, que ahora retumba en el José Alberto Pérez. Uno de la casa, que pone a soñar y despierta a su gente. / Luis Vilchez-Comunicaciones Liga FUTVE