
Carlos Rivero ha recobrado buenas sensaciones en el fútbol global del naranja
A nivel de gustos, el debate puede ser infinito, pero que Deportivo La Guaira juega bien al fútbol es un hecho objetivo. Los pupilos de Juan Domingo Tolisano tienen internalizada la idea y las formas. Tienen varios caminos para llegar al arco rival, pero todos impregnados de la misma esencia. Campeones de la Supercopa de Venezuela y líderes de la tabla acumulada, llegan con chances de clasificar a la final del Torneo Apertura de la Liga FUTVE Banco de Venezuela en la última jornada del Cuadrangular “A”. Uno de los mejores músicos de esta orquesta es Carlos Rivero. Más que etiquetarlo como un central, es un jugador de fútbol. Su entendimiento de la disciplina y don de la palabra, le auguran un futuro en los banquillos o en los estudios de Venevisión para analizar los Mundiales.
En referencia a su primera campaña con el cuadro naranja, aseveró: “Ha sido bastante positivo. Aunque tenemos un sabor agridulce por lo que sucedió en los cuadrangulares, que perdimos los dos juegos contra nuestro rival directo y eso hace que tenga un poco de sabor amargo todo lo bueno que hemos hecho en el campeonato. Pero si entendemos que empezamos con tres empates y se pudo generar dudas, pero el equipo se repuso a eso. Una de nuestras características es sobreponernos a la adversidad. Tengo entendido que somos el elenco que más remontadas ha logrado”.
La pizarra de Tolisano no es ajena para Rivero, ya que compartieron en Puerto Cabello. “Juan Domingo es un entrenador que te da mucha confianza. Te motiva a que siempre te atrevas a salir jugando y, obviamente, no ser suicidas. Trabajamos en base a hacer movimientos para poder conseguir los pases en las zonas que queremos”, indicó el carabobeño. El zaguero profundizó: “Trabajamos diversas salidas y Juan hace su enfoque en eso. No que inventemos nada, sino que tratemos de hacer lo practicado. Tiene su riesgo y hemos recibido un par de goles así, pero en su balance ha sido más lo positivo que lo negativo”.
El balón como epicentro

Foto: Prensa Deportivo La Guaira
Deportivo La Guaira es uno de los equipos que nada a contracorriente en la Liga FUTVE Banco de Venezuela, un torneo donde predominan las transiciones, juego directo y la verticalidad. Los naranjas son más de elaborar y dialogar con el esférico. “Al ser un equipo de tanta posesión, lo primero que tenemos que estar alertas es en detener lo más pronto las transiciones. Tenemos un juego un poco posicional, donde cuando atacamos estamos prevenidos para evitar esa fortaleza que tienen la mayoría de los equipos acá. Debemos estar bastante atentos, porque dejamos 50-60 metros de campo a nuestras espaldas y es aprovechable para el rival”, reflexionó.
“Kaki” ahondó en su exposición e indicó: “Para los centrales la exigencia mayor es estar atentos y concentrados. En un par de encuentros, ante Estudiantes y Portuguesa, recibimos goles en transiciones largas, de pelotazos, donde no estuvimos atentos. No hicimos la cobertura entre defensa y nuestro portero no estuvo adelantado en ese momento. Si deseas ser un equipo con líneas altas y jugar con 59 metros a tus espaldas, el arquero tiene que estar pendiente. En esos momentos no nos coordinamos. Luego se trabajó y hemos ajustado hasta conseguir una mayor solidez en ese aspecto”.
La idea no cambia, pero sí el parado táctico. De un inicio con tres centrales, el cuadro capitalino ha retornado a la línea de cuatro en el fondo. ¿Qué le modifica a Rivero este dibujo? “En lo personal, con la línea de tres, muchas veces puedo ir más hacia la banda y hacer el respaldo al carrilero si va a presionar alto. Muchas veces termino como un lateral derecho. En la salida de juego tenemos un modelo que usamos mucho que es el 3-1, en ese caso está marcado entrada, no necesita ningún tipo de modificación como en el 4-4-2, que tiene que quedarse un lateral para hacerlo o uno de los volantes ‘5’ se tira al costado para lograr esa salida”, analizó.
El defensor señaló: “En zona 2 del campo se puede hacer un 2-2 con uno de los centrales. En el encuentro contra Anzoátegui lo hice en un par de oportunidades, porque estaban los espacios para ocuparlos. Entonces siento que con la línea de cinco tenemos muchos más cambios de posiciones, que en una línea de cuatro donde estoy mucho más centralizado. No tengo tantas variantes para hacer cuando tenemos posesión de balón”.
La construcción desde el fondo
Para muchos puede ser un capricho elaborar jugadas en salida, pero es una herramienta para generar ventajas. El riesgo a veces cohíbe y no es un recurso para todos los equipos. Sin embargo, bien ejecutada da grandes réditos. “Le dedicamos una sesión específica de la semana, por lo general. En los diversos trabajos que realizamos en los microciclos, de una u otra forma, se toca la manera que queremos salir jugando. Con sesiones con realidad de juego o trabajos condicionados. Se práctica, se intenta y no se desiste”, soltó. Rivero añadió: “Si uno cree en esa idea, sabe que va a haber momentos en los que uno se va a equivocar, pero igual tiene que seguir buscando. Nos piden mucha movilidad y confianza, que es lo que se necesita”.
En este tipo de acciones el músculo más importante es el cerebro. “Nos piden pensar. Juan Domingo ha ido evolucionado sus mensajes, desde que asumió acá, tengo entendido. Nos ha ido llenando un poco más la mochila de herramientas y eso no hace pensar mucho más. Al final somos lo que decidimos. La salida es básicamente una pelota parada y juego de ajedrez”, resumió Rivero. Dependiendo de lo que ofrezca el rival, llegará la solución. Al final el fútbol es un deporte de oposición, donde importa lo que hagas como lo que realice tu adversario. Eso lo explicó muy bien el zaguero.
“Si nos igualan al presionarnos con cuatro, de repente lo mejor es que no juguemos tan cortos, sino que busquemos las espaldas. Si nos presionan al 4-2 nuestro al emparejarlo, la superioridad será más el juego directo y así. Si ellos tienen seis, nosotros tratamos de sumar siete u ocho con el portero. Básicamente lo trabajamos como una pelota parada en base a un rondo”, argumentó. Ese estilo los tiene con nueve unidades a un paso de la final; sin embargo, dependerán del resultado entre UCV contra Anzoátegui, el domingo 8 de junio (5:00 PM). Los naranjas jugarán contra Portuguesa (8:30 PM), ambos en el Olímpico.
¿Cómo se afronta la semana? “Hay un término que a mi me gusta mucho que se llama ‘dicotomía del control’. Que lo tocan muchos psicólogos y habla de enfocarse en lo que uno puede controlar. Lo único que podemos manejar ahora es nuestro rendimiento. Trabajar la semana enfocados en cómo podemos contrarrestar las virtudes de Portuguesa y cómo hacerles daño. De resto no podemos hacer más. Al final en los momentos más tensos es cuando se tienen que aplicar más los planes que se han estado haciendo. No hay que inventar mucho”, afirmó.
Rivero entre gustos y colores

Foto: Prensa Deportivo La Guaira
“Tengo debates con mis compañeros en cuanto a lo que es jugar bien y lo que es jugar vistoso o bonito. Me parece que son dos cosas diferentes. En mi forma de entender el fútbol, jugar bien es aplicar en un partido lo trabajado durante la semana. Si uno plasmó en el juego lo que se entrenó, eso me parece jugar bien”, opinó. El central continuó: “Luego jugar bonito o estéticamente bueno para la gente, eso es un tema muy subjetivo. A uno le puede gustar más una cosa que otra. Es un poco controversial”.
Rivero explicó: “Obviamente como jugador a uno le gusta tener la pelota. Aunque he estado con técnicos que han hecho lo opuesto, de ser de ataques de transiciones más rápidos y he tenido éxito. Afortunadamente me ha salido bien. Pero tengo mis preferencias y como jugamos aquí me llena más”. En esos conceptos, “Kiki” consideró: “Tratar de someter al rival a través de la tenencia no estéril, de hacerle daño, de ser punzantes, de tener paciencia cuando se debe. Aquí es lo más cercano que he estado de un fútbol global, porque también hemos hecho goles en transición”. El central acotó: “Al final si el tiempo y el espacio te da para atacar en dos o tres toques y hacer daño, lo haces. Este equipo lo ha entendido bastante bien”.
De las piscinas a las canchas
En su infancia, Carlos Rivero alternó la natación con el fútbol hasta los 10 años, que tuvo que tomar una decisión por el choque de horarios y el esfuerzo que conllevaba practicar ambas disciplinas. Sus inicios fueron en la cancha de Agua Potable, en la Academia de Fútbol Valencia. “Empecé por unos amigos. Uno tenía mucha influencia italiana y eran muy apasionados del fútbol. Otro era mexicano y su papá era amigo del dueño de Chivas de Guadalajara. Inicié como portero”, rememoró.
De esos años recuerda: “Mi familia me apoyó, aunque el fútbol acá no era tan bien visto como en Argentina o Brasil. En su momento fueron medio escépticos, pero igual conté con su respaldo, que otros no han tenido (…) Llegué al Carabobo por mi agente del momento, que era Sebastián Cano. Me encontraba estudiando en Estados Unidos, con una beca, luego de haber jugado el Sudamericano sub-17. Pero me devolví porque vi a la mayoría de mis compañeros debutando en primera división y sentí esa necesidad de seguir mi sueño y jugar profesional”.
Con respecto a sus objetivos de este 2025 dijo: “Mis metas individuales como defensor es defender cada vez mejor, ganar cada vez más duelos, mejorar mi efectividad de pases y todos esos detalles. Mejorar todos los fundamentos que me servirán en lo individual y también será una grandísima ayuda para el equipo. Es lo que puedo ofrecer. Controlar mi desarrollo individual en pro de un colectivo”, hechos que viene desarrollando en esta Liga FUTVE Banco de Venezuela.
Rivero concluyó: “Quiero brindar ese rendimiento para sentirme competitivo como lo he venido siendo durante toda mi carrera. El año pasado no tuve un gran final de temporada por diversas circunstancias. Hoy me siento bastante bien, el día a día con el grupo es excelente. He recobrado bastante buenas sensaciones, que no había tenido en los últimos tiempos”. El carabobeño es un central moderno, aplicado en la marca, versátil en el campo y fino en salida. Un digno representante de un Deportivo La Guaira que practica un buen fútbol y, para muchos, el más estético. / Luis Vilchez