
Flabián Londoño aporta goles y buen pie al ataque granate
“Vuelo como una mariposa y pica como una abeja”, la famosa frase del boxeador Muhammad Ali. Esa definición aplica para Flabián Londoño (9-7-2000), delantero del Carabobo Fútbol Club. El ariete colombiano cayó de pie en Valencia y suma dos dianas. Pero más allá de sus goles, el ex River Plate tiene una técnica depurada, que no se veía en el Misael Delgado desde la época del uruguayo Pablo Olivera. Sus desmarques, controles, descargas y finalización son de alta factura. Su no-gol contra Portuguesa, con control de pecho y remate volea, que detuvo Luis Corredor, es una carta de presentación inmejorable. Su sueño es trasladar ese buen rendimiento a la Libertadores.
“Estoy contento de estar en Carabobo. Me han recibido muy bien desde el primer día. Estamos haciendo un buen trabajo y se ve reflejado en los juegos. Seguiremos la misma línea, partido a partido. También en la Copa Libertadores, donde espero tener una buena presentación. Para eso entrenamos”, expuso Londoñó. Los granates son terceros en la tabla del Torneo Apertura, con 11 puntos y una diferencia de goles +2, previo al arranque de la jornada 7. El proyecto deportivo de los de Valencia se fundamentó en bajar el promedio de edad de la plantilla, incorporar futbolistas dinámicos y con buen recorrido previo. Una mezcla que sirva para proyectarlos y en un futuro generar una venta. En ese perfil encaja Londoño, con solo 24 años y pasado en el balompié argentino.
La competición internacional fue la llave que abrió muchas puertas. “Me gustó mucho el proyecto que me plantearon y más que todo la ilusión que significa jugar la Copa Libertadores. Para mí es un sueño. Este es un equipo que el año pasado salió campeón, eso habla bien de la institución. Quiero aprender y competir cada día, para aportar en la evolución de este club”, indicó. El atacante comentó: “Para mí lo fundamental es el trabajo y la humildad. Sacrificarse para triunfar, porque los logros grandes se consiguen en silencio. Lo estamos haciendo y se ve en cada partido”.
Un salto cuántico: de Ebéjico a River
El delantero comenzó su camino en su natal Ebéjico, pueblo ubicado en el departamento de Antioquia. Desde muy pequeño jugaba el célebre torneo juvenil de Pony Fútbol, que es reconocido porque ahí pasaron figuras como: James Rodríguez, Juan Fernando Quintero, David Ospina y Radamel Falcao. Aunque solo disputó zonales, nunca logró jugar en la mítica cancha de Marte, que es parte de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot. A los 13 años llevó su fútbol a Medellín, un viaje de dos horas en moto con su padre, que hacía de dos a tres veces por semana, para entrenar con Palma Azul. Luego pasó al Club Deportivo La Mazzia.
En su nuevo destino aprendió “demasiado” del estratega Hugo Castaño. Con ellos participó en un torneo, que contó con la presencia de varios scouts, entre ellos Gustavo Fermani, actual director deportivo de Atlético Nacional y de dilatada trayectoria en el “Millonario”. En ese torneo le vieron las cualidades a Londoño y se orquestó su fichaje. “Lo curioso fue que jugué tres partidos y en ninguno marqué. Pero al terminar hablaron con mi técnico y expresaron que me querían. Se esperó a que cumpliera los 18 años, me saqué el pasaporte y viajé para Argentina”, relató el atacante.
De Ebéjico, una localidad de 12.000 habitantes, a la “Ciudad de la Furia”. De La Mazzia a un gigante del continente. “Llegué a disputar quinta división, en cinco partidos hice tres goles y me pasaron a reserva, luego al primer equipo”, comentó. Si bien no hizo el debut profesional con River, realizó pretemporadas con Marcelo Gallardo y su nombre sonó con fuerza en los inferiores del “Millonario”. En el barrio de Núñez la comparación que siempre estuvo a la orden del día fue con el “Tigre” Falcao.
“Me comparaban mucho, pero yo trabajé para hacer mi propia historia y carrera. Aún sigo luchando por hacerlo. No niego que Falcao es un referente por lo que ha logrado y sigue haciendo. Es algo grandioso. Pero sí, en Argentina se habló mucho de eso”, analizó. El delantero tiene un muy buen recuerdo del club de la franja. “Siempre estaré agradecido de mi paso por River, ya que siempre me ayudaron en los momentos difíciles de mi carrera. Al estar lejos de la familia, me dieron un lugar donde vivir y me apoyaron en mis lesiones. Eternamente los llevaré en mi corazón, porque fue un gran paso que tuve ahí”, afirmó.
La Diosa Fortuna le dio la espalda

Foto: Prensa Carabobo FC
El fantasma de las lesiones atormentó a Londoño en su paso por la cantera millonaria. Primero una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. Se recuperó y en una mala caída al disputar un balón sufrió una fractura de clavícula. Cuando parecía que todo estaba bien, sufrió un desgarro en el bíceps femoral de su pierna izquierda. Tras cuatro años en River Plate, salió cedido a Arsenal de Sarandí y luego a Tigre. Pero a pesar de que la suerte no estaba de su lado, trabajó hasta torcerle el brazo a la Diosa Fortuna.
“Era una situación difícil, porque en los primeros seis meses tuve una lesión complicada. Luego otras dos graves. La gente de River y mi familia siempre estuvieron ahí para apoyarme. Me dieron empuje para seguir. Con esa situación me fortalecí y mis seres queridos fueron fundamentales”, reveló. La opción de tirar la toalla nunca existió. “Siempre dije que iba a volver, tras cada lesión. No importaba lo complicado, siempre regresaba. Podía caer muchas veces e igual me iba a levantar con las mismas ganas y humildad, para cumplir mis sueños”, acotó.
Esas vicisitudes forjaron un futbolista de una mentalidad fuerte. “Estoy en un momento de mi carrera donde quiero aprender y sumar al equipo. Marca goles y ser protagonista. Carabobo es una buena oportunidad para mi y mi familia, en esa intención de cumplir mis metas”, remató. Antes de llegar a Venezuela, estuvo un semestre en Patriotas de Boyacá, donde disputó 14 partidos (941 minutos) y anotó cuatro goles. “Fue una buena etapa, porque estuve cerca de la familia y me recargué de energías. Lo necesitaba. Lastimosamente en lo colectivo perdimos la categoría, pero en lo personal tuve el protagonismo que buscaba. Sumé minutos y tuve buenos partidos, eso me ayudó demasiado para tener el presente que vivo”.
Agilidad mental para hackear la presión
En Argentina tuvo que acostumbrarse a otra cultura y vivir lejos de la familia. Un juego “muy, muy diferente”, por la intensidad y la forma como se asume en el país de los campeones del mundo. “Ellos viven el fútbol como religión. Eso me hizo madurar mucho y aprendí a sentir el balompié de otra forma. Aparte me enseñó a valorar las pequeñas cosas”, expuso. Desde niño siempre fue delantero, aunque a veces jugó de volante y extremo, pero los “goles son amores”, por eso se decantó por el oficio de “9”. Se instruyó en el arte de salir a pivotear, aguantar, juego aéreo, entre otros factores. Todo sin olvidar su técnica depurada. “Me gusta darle cariño a la pelota”, resume sobre sus toques al balón. Pero esto lo tuvo que combinar con agilidad mental.
“En Argentina aprendes mucho a tener rapidez para pensar, porque es un fútbol demasiado intenso. Tienes medio segundo para analizar, porque te marcan dos o tres jugadores. Allá asimilé que antes de llegar la pelota debo saber a dónde ir, con un pase o un control orientado”, afirmó. Pero el aspecto táctico no es solo para eludir a los adversarios, porque el atacante se tiene que poner el overol, ya que debe incomodar la salida de los centrales adversarios.
“También al delantero le exigen mucho ir a la presión de los centrales rivales. Estar siempre activo y de puntita de pies para no darles respiro a los zagueros. Pero, obviamente, debes saber manejar los momentos, no es presionar por presionar. Debes detectar el instante adecuado. Todo lo aprendido en Argentina trato de reflejarlo en los campos de acá”, explicó Londoño. Este bagaje dio como resultado un atacante que hay que medir su desempeño por sus movimientos durante los 90 minutos y no solo en los highlights.
“Me considero un jugador que tiene buena visión de juego, muy bueno técnicamente, manejo ambos perfiles y juego aéreo. Pero entreno cada día para mejorar en lo posicional y táctico. Estoy en Carabobo para seguir aprendiendo”, dijo. Ante la interrogante: ¿La técnica es innata o se aprende? “Yo creo que un poco de las dos. Puedes nacer con esa habilidad, pero si no lo trabajas, no te preparas, no te va a servir de mucho”, declaró.
Café Power en el Misael Delgado

Foto: Prensa Carabobo FC
La importación de Carabobo cuenta con cuatro jugadores colombianos: Jimmy Congo, Cristian Cañozales, Joshuan Berríos y Londoño. En el último partido ante Zamora, la combinación Cañozalez-Londoño significó un gol de tres puntos. “Nos llevamos muy bien, nos hemos conocido acá en Venezuela. Me han recibido de buena forma y me pone contento encontrar más compatriotas aquí, que te ayudan dentro y fuera del campo”, declaró el dorsal “9” de los industriales.
El antioqueño profundizó: “Esa buena relación y se ve reflejada en el terreno de juego, con las asociaciones que tenemos. El encuentro pasado Cristian (Cañozales) me dio una asistencia. Me alegra su presencia, porque todos ven en el campo que son muy buenos jugadores, con ganas de crecer y sumar. A uno como le colombiano le gusta que su gente salga adelante y progrese”. Todo en un proceso de adaptación a la pizarra de Diego Merino y con varias incorporaciones en el mercado.
“Es un equipo nuevo, con varios jugadores que llegamos. No estamos acoplando a la idea del cuerpo técnico. Somos un equipo organizado y defensivamente muy bien parados. Los partidos se ganan con orden. En estos dos meses lo hemos asimilado y hemos hecho un gran trabajo”, reseñó. En cuanto a lo que le solicita el estratega español, comentó: “Me pide más que todo sacrificio. Tengo la labor de ir a presionar y tener movilidad en el frente de ataque, para ocupar los espacios libres. Me alegra tener participación y sumar minutos con el club”.
Del contexto local dice: “Esta una liga de muchas transiciones y hay momentos donde puedes agarrar mal parado al rival, ahí tienes que hacer daño. Por eso hacemos mucho énfasis en estar bien posicionados al momento de defender. Estar ordenado para no dejar espacios y luego sacarle provecho a los huecos que deje el rival entre sus líneas”. Con una carrera vertiginosa, donde saltó de una liga amateur a River, luego ser castigado por las lesiones, levantarse y ahora tener la responsabilidad de ser el “9” de un equipo de fase de grupos de Libertadores.
¿Qué espera de 2025? “Seguir sumando partidos. Aportar al equipo donde sea, dentro o fuera. Estar preparado para el torneo internacional, que es una buena vitrina para todos, tanto el colectivo como en lo individual. Colaborar con goles para entrar entre los ochos y hacer una buena Libertadores”, cerró con su acento paisa y la calma que lo caracteriza. Uno de esos jugadores que parece tener un segundo más en cada acción. Un goleador con técnica de enganche. Los dos últimos grandes artilleros del granate fueron cafeteros: Kevin Viveros y Tommy Tobar. El tema con Londoño es que apunta a dejar un legado, que irá más allá de cuántas veces infle las redes. En la videoteca de la memoria del hincha carabobeño podrán registrar sus dianas, pero también su buen pie. / Luis Vilchez
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