Caracas y Táchira: III capítulo por una estrella
Siempre en los duelos más emocionantes existe un desempate, un choque que desequilibra las balanzas establecidas por la notable historia y el abundante talento que hay en los terrenos de juegos. Caracas y Táchira tendrán un tercer capítulo en finales de la Liga FUTVE, para ver si una vitrina se engrandece más, o la otra recorta distancias.
Pese a ser un duelo de larga data en el balompié local, Los “Rojos del Ávila” y el “Carrusel Aurinegro” esperaron casi 23 años desde la primera vez que se vieron las caras para enfrentarse por primera vez en un duelo que diera un título absoluto en el país, en la zafra 2007-2008.
Y aunque en la historia de esta rivalidad ha tenido encuentros que quedan en la retina de los amantes del fútbol venezolano, solo nos referiremos en esta ocasión a cuatro choques, que compusieron dos instancias definitivas.
Villafraz alegró a un estado
Archivo Deportivo Táchira
Luego que el Caracas de Noel Sanvicente se coronara en el Torneo Apertura 2007, con una nutrida cantidad de jóvenes y ventas que vivió ese club durante el verano previo, el hecho de disputar en el siguiente semestre la Copa CONMEBOL Libertadores hizo que sus ojos tuviesen múltiples visiones y eso lo aprovechó, con un gran plantel, que tenía un solo objetivo y un ritmo frenético deportivo, el cuadro atigrado para llevarse el Clausura 2008, que representaba el primer trofeo en ocho años en la institución sancristobalense.
Ello llevo entonces, a disputar un campeonato, uno que se suma al palmarés de un club de manera completa. El primer choque se disputó en un estadio Olímpico de la UCV a reventar, el 28 de mayo de 2008, y cuando el cuadro local parecía sacar ventaja con gol del colombiano Juan David Valencia al minuto 80, tras un centro de Ronald Vargas, el mediocampista Javier Villafraz sacó una genialidad de sus botines al 85’, con un tiro libre que fue a parar al ángulo del arco que defendía el meta caraquista Vicente Rosales, para asegurar un empate 1-1.
Esa anotación, conseguida en condición de visitante, permitía al conjunto cordial coronarse si preservaban el cero tres días más tarde, el 31 de mayo, en un Polideportivo Pueblo Nuevo que vivía su primera final en años y, remodelado tras la Copa América de un año antes, presentaba cifras inalcanzables en el pasado de asistencia.
La oncena que en ese entonces, dirigía Carlos Fabián Maldonado, cumplió a cabalidad su plan y luego de 90 minutos, el 0-0 fue concretado y la ansiada sexta estrella se bordó en el pecho de los aurinegros, dándole así el primer antecedente.
Caracas celebró en el “Templo”
Miguel Vallenilla
“El fútbol siempre da revanchas”, así reza un argot ya hasta malgastado de este deporte y solo pasó un par de años para que volviera uno estar al frente del otro, con la copa al campeón de una temporada en el medio de ambos. 2009-2010 estuvo marcado por varios episodios que conllevaron a este desenlace.
El primero, dos títulos a última hora, motivados por resultados externos. Aunque cuando el Deportivo Táchira fue un campeón que logró una victoria, llegaba a su definición como la oncena que menos oportunidades tenía de vencer en el Torneo Apertura 2009, tras ser tercero ese día al tener 34 puntos, por 35 del Caracas y 36 del Deportivo Italia, elenco que era líder.
Pero los colorados cayeron en su visita a Puerto La Cruz y la divisa itálica también fue derrotada, por el Deportivo Lara en su casa, el estadio Olímpico. Esto fue aprovechado y nuevamente con Villafraz en plan estelar, para que un conjunto andino ganara su duelo al Centro Ítalo (1-0) y celebrara frente a los fieles aficionados, que decidieron ir al Pueblo Nuevo con la esperanza de ver a su equipo ser campeón.
Luego, la renuncia de “Chita” Sanvicente a la dirección técnica del Caracas, hecho ocurrido en marzo del 2010, en plena disputa del Torneo Clausura. Cerraban así casi ocho años lleno de glorias, en la época más importante en la historia del 12 veces ganador de la Liga FUTVE. Por ende, el guayanés no pudo dirigir la final, a la que los capitalinos accedieron de forma dramática.
Otra vez, a tres bandas de buscaba un vencedor. Caracas no pudo superar en su reducto al Deportivo Anzoátegui, que se volvió una “piedra en el zapato” para un cuadro que ahora era comandado por Ceferino Bencomo, campeón con el filial un semestre anterior, exleyenda del equipo y que lo sostuvo hasta ese momento del certamen.
Quedaba, nuevamente, en bandeja de plata el título para el Deportivo Italia, pues aunque Táchira volvía a ganar su cotejo de conclusión, no le servía la igualdad avileña ya que un triple-empate le dejaba sin opciones. Era el equipo del entrenador Eduardo Saragó el que podía y lo lograba, con un parcial lauro 1-2, hasta que un gol del Lara en tiempo de agregado puso la igualdad a dos tantos en Cabudare y sentenció en favor del Caracas esa adjudicación del Clausura.
Tras ese final dramático, llegaba la hora de la “revancha”, o así pensaron en la populosa zona de la Cota 905 en la capital, base de operaciones de los capitalinos, que salieron a comerse el mundo. El 23 de mayo de 2010, una única anotación de Giovanny Romero de cabeza adelantó al Caracas en esa final, pero Táchira estaba confiado en poder remontar en casa, Pueblo Nuevo.
Su templo sagrado, donde hace un par de calendarios celebraron sus asistentes frente a su enconado rival, esta vez sería profanado y de la manera menos pensada, con un inobjetable 1-4, un resultado que hace a la fanaticada caraquista recordar cada vez que puede “ese 30 de mayo”, del calendario ya citado.
Gabriel Cichero con un zurdazo contundente, “Pulga” Jesús Gómez en una corrida fantástica, el recorte a “Taka” Machado y definición de Rafael Castellín, y la palomita de Alejandro Guerra, fueron dagas a un corazón que salió altamente golpeado, con el orgullo apagado, y un recinto que solo quedó con las voces de quienes, pueden contar, esa historia como un cuento de hadas.
Revancha consumada, pero que dejó un precedente que aún festejan en Caracas y que en San Cristóbal quieren borrar. Solo que ahora el escenario de definición es el otro, el estadio Olímpico de la UCV, y no es en mayo el mes, sino en diciembre.
El fanático que vea a su equipo ganar lo verá como un regalo adelantado de navidad, el que pierda tendrá que buscar reparo entre las festividades decembrinas, para evitar lo más posible pensar en el fútbol. Por ende, es una página muy importante en esta histórica rivalidad, que brindó dos buenos preludios en la Fase Final A, con sendos triunfos de los dos clubes. / Pablo Alejandro Rondón – Comunicaciones Liga FUTVE