
José Moya, la torre que el FUTVE le ganó al baloncesto
La impresión natural al ver a José Moya es pensar que será el heredero de Richard Lugo o Néstor Colmenares en los tabloncillos. Que, en vez de despejar centros, va a luchar por los rebotes en la pintura. Sin embargo, la pasión por el fútbol siempre la tuvo clara. La “Torre”, como se le conoce al central de 2,06 metros, se ha consolidado en centro de la zaga de Osmar Castillo en Angostura. Desde que debutó en la fecha 5 de la Liga FUTVE 2 se ha convertido en protagonista del “Torbellino Auriazul”. El oriundo de Anzoátegui toma el testigo de Adrián Montañez y Anthonys Matos, como defensores de gran talla en el cuadro de Ciudad Bolívar.
“Esta es mi primera temporada en el fútbol profesional y tener continuidad es un sueño cumplido. Al principio de la campaña fue un poco complicado porque sufrí una lesión y luego otra, pero me recuperé y conseguí la regularidad”, indicó el central de 19 años, vía telefónica. Cada respuesta es con educación y con la pausa de quien piensa antes de hablar. Con la madurez de quien saborea cada oración antes de emitirla. Si no se sabe que nació en 2006, uno puede pensar que es un zaguero de recorrido.
“La posición de defensa central se asocia con experiencia, pero Angostura tiene un proyecto que busca proyectar a los jóvenes talentos y dentro de ellos me incluyó. El profesor Osmar Castillo habla bastante conmigo y me dice que lo más importante como defensor es jugar con seguridad y no complicarme. Que en la medida que ejecute de esa manera, voy a tomar confianza y me dará posibilidad de hacer muchas otras cosas”, afirmó. También destacó la importancia de compartir con José Rojas en el centro de la zaga, para hacer esa mezcla de juventud y experiencia.
Aparte cuenta con la ventaja de tener un guía como Castillo, quien en los años recientes posicionó a Angostura como uno de los elencos revelación de la primera división. “El profesor es una persona muy paciente y tiene ese don de enseñar. Muchas veces cometo errores y él me corrige de la mejor manera. Me aconseja en base a su experiencia. Por sus manos han pasado jugadores de bastante renombre en el fútbol nacional y sé que lo que dice es con la intención de convertirme en un mejor defensa”, señaló.
Moya es fútbol y nada más

Foto: Prensa Angostura FC
“Siempre, siempre, siempre el deporte que me llamó la atención fue el fútbol. Ese debate en baloncesto y balompié nunca lo tuve. Sí las personas que me rodean o que me están conociendo. Me preguntan: ‘Muchacho, ¿Cuánto mides tú? ¿Juegas al baloncesto? Supongo’. Pero siempre practiqué fútbol y lo hice desde los años. Inicié en mi escuela en San Tomé, donde viví gran parte de mi vida, aunque soy nacido en El Tigrito”, dijo. En todos sus grupos siempre fue el más alto, pero fue a sus 15 años, en plena pandemia, cuando pegó el estirón más notorio. Cuando regresó a las actividades en grupos, la diferencia de talla era más pronunciada.
En sus inicios no tuvo responsabilidades en la zaga, se desempeñaba del mediocampo en adelante. “Casi siempre jugaba de delantero. En mis equipos hubo un cambio de profesor y me usó de defensa, desde ahí no he cambiado. Aunque dependiendo del partido, si se complicaba me adelantaban para buscarme con centros por mi estatura”, reveló. Aunque para muchos su camino debió ser el baloncesto, béisbol o voleibol, la pasión por el fútbol lo llevó a ser constante y disciplinado. Trabajó en detectar falencias y atacarlas rápidamente. No se conforma.
Aunque a los jugadores altos se le suele asociar con faltas de coordinación, este no es el caso. “Muchas personas dicen que los deportistas de altura generalmente son un poco torpes, en ese tema no he tenido inconvenientes. Me ha ido bastante bien con la coordinación. Cuando veo que tengo un aspecto que potenciar, lo trabajo”, afirmó. Pero, ¿Qué tipo de central es? “Tengo claro que siempre me enfrento al jugador más rápido del equipo rival, que generalmente son los delanteros. Mi virtud no es ser el más rápido, por lo que prefiero estar un paso adelante del adversario, al posicionarme mejor y no perder la concentración. Enfocado en balón y el atacante. Si entiendo que no llegó, lo espero, pero si puedo anticiparlo, voy al corte. Con la experiencia lo iré mejorando, aparte en el profesional hay más contactos y es más fuerte. Mientras que con balón me gusta tener una salida limpia, sin tirar tantos pelotazos, pero tampoco sin complicarme”, declaró.
Otro hijo del club de los Tigritos
Los empresarios están perdiendo una oportunidad de negocios increíble al no armar un equipo profesional en ese eje: El Tigre, Tigrito y San Tomé. Moya es otro hijo ilustre de esa tierra tan fecunda en talento. “Hace falta un equipo profesional en esa zona, estoy 100 por ciento seguro se que, si se estableciera uno, saldrían muchísimos más jugadores. No sé explicar por qué surgen tantos futbolistas, pero lo que puedo decir es que el amor por este deporte allí es increíble. En esa parte del país se respira fútbol donde sea. Siempre se ve un muchacho jugando”, relató.
Entre el racimo de buenos futbolistas surgidos de esa localidad, le tocó compartir con Sebastián Castillo, ficha del Deportivo La Guaira y sparring de la Vinotinto de Fernando Batista. “Estudiábamos en distintas secciones. Uno de los recuerdos más bonitos que tengo de mi época en el colegio eran las caimaneras en los recreos. En sexto grado siempre teníamos una rivalidad en la sección de él, la ´C´ y la mía, que era la ´A´. Era un clásico. Esas partidas duraban todo el recreo. Aparte nos enfrentamos con nuestros equipos municipales”, rememoró. También compartió con David Martínez en un módulo sub-17 y ha tenido contacto con Ricardo “Kuki” Martins.
Cuando buscó nuevos aires fuera de casa su primer destino fue la capital. Con 15 años fue a probar con Caracas, en su primer contacto con un elenco profesional. Hizo las pruebas, estuvo una semana y gustó en la categoría sub-15. Gustó y lo tuvieron en consideración, pero el periodo de fichajes estaba cerrado y aún existían restricciones por la pandemia. Sin lugar en donde quedarse se regresó a su hogar y culminó su bachillerato. Al siguiente año llegó a Mineros, pero aún sin posibilidad de recibir ficha. A pesar de eso, le tendieron la mano, entrenó, le dieron techo y comida. Su rendimiento no pasó desapercibido y tuvo su llamado a la Vinotinto, en aquel momento dirigida por Damián Ayude. En 2023 sí jugó. A pesar de ser sub-18, se desempeñó con la sub-19, con un buen desempeño.
Los problemas económicos de Mineros lo volvieron a dejar en un limbo. A pesar de entrenar y hacer pretemporada, ese año el cuadro negriazul no compitió en la segunda división. Al tener conocidos en Angostura tocó esa puerta, le dieron la oportunidad y lo ficharon, a pesar de tener la plantilla cerrada. “Desde el primer momento que llegué, los profesores del profesional me vieron y me subieron a entrenar con el primer equipo. La temporada pasada como juvenil y este como un proyecto de jugador profesional”, afirmó. En esa preparación se empapó de conocimiento con Anthonys Matos, José Graterol y Adrián Montañez. Hoy sigue sus pasos.
Un apodo atinado

Foto: Prensa Angostura FC
Su usuario en Instagram es @latorremoya_13. Un mote que casa a la perfección con su biotipo. Pero ese alías no siempre le convenció. “Es gracioso porque al principio no me gustaba para nada. Lo de la torre me lo puso mi padrino, Rafael Volcán, cantante de música llanera. Siempre me ha apoyado, decía que iba a salir de la casa, ser profesional, ser un futuro vinotinto, jugar en Europa y ser el orgullo de la familia. Con el pasar del tiempo y escuchar tanto: ´la torre, la torre, la torre´, por parte de todo el mundo, le tomé cariño. Ahora sí me gusta bastante”, dijo. En casa también es el que más mide. “Soy el más alto de mi familia y me adelanto a alguna otra pregunta, no hay nadie cercano a mi estatura. Están por encima del promedio de tamaño, pero no hay nadie con mis índices”, puntualizó.
Su padrino no se ha equivocado en la mayoría de sus pronósticos y supo ser parte de un módulo vinotinto. “Estaban los profesores Damián Ayude y Fabricio Coloccini. Fue una experiencia completamente nueva para mí. No esperaba que llegara tan rápido, porque tenía un mes de haber llegado a Mineros. Nunca me había montado en avión y en un mes tuve ocho vuelos”, afirmó. Sobre esa experiencia soltó: “Puede darme cuenta de que hay bastante exigencia y se trabaja de una manera distinta. Éramos chamos de 15 y 16 años, de ahí tengo el recuerdo de proponerme que no sería la última vez que me llamaría. Se avecina el Sudamericano sub-20 y tengo esperanza de poder estar allí, eso me motiva a seguir trabajando y dar lo mejor”.
En esa labor de crecer y desarrollarse, le ha tocado curtirse en la Liga FUTVE 2. “En los duelos que he tenido, los delanteros son los referentes y cuentan con muchos años de experiencia profesional. Me apoyó en José Rojas, siempre hablo con él y le pido consejos. Nos comunicamos constantemente en los partidos, en los entrenamientos y conversamos sobre los rivales que vamos a enfrentar. El me da recomendaciones para afrontar mejor los encuentros”, expresó. La “Torre” agregó: “Como he mencionado, si el delantero es muy rápido, siempre intento estar un paso adelante y anticiparme a las jugadas”.
Al ser un núcleo novel, el rendimiento de Angostura ha ido en ascenso. “Aún queda mucha temporada y esto es un proyecto joven. Si hago un balance, pienso que ha sido una temporada buena. Los resultados no se han dado y no estamos en la posición de la tabla que quisiéramos. Pero vivo el día a día en el club y sé que trabajamos bien. Hemos ido de menos a más. Como grupo joven, predomina la inexperiencia. Pero con el pasar de los partidos hemos tomado la idea del profesor”, expuso. El central anexó: “Hemos eliminado de nosotros la presión, nos hemos relajado y dedicado a disfrutar lo que hacemos. El profesor Osmar (Castillo) nos recalca que no somos un equipo, sino una familia. En todos los aspectos. Pienso que a futuro vamos a tener mejores resultados”.
Los próximos objetivos
El muchacho que creció admirando los regates y goles de Messi, Neymar, Peñaranda y Rondón, hoy se proyecta en Yordan Osorio e Iñigo Martínez. Para este año tiene sus metas claras. “Quiero ser llamado de nuevo a la selección y participar en módulos que me lleven al Sudamericano. Esta temporada ha sido una bendición y llena de progreso. Es increíble decir que soy futbolista profesional y superar varias adversidades que se han presentado en mi vida”, aseveró.
Moya comentó: “Me gustaría poder decir que tuve un buen año con Angostura. Salir campeón de la Liga FUTVE 2 y anotar mi primer gol. En mi debut estuve a solo centímetros de poder gritar mi primer tanto. De la mano de Dios sé que va a ser un buen año”. En categorías formativas anotó tres dianas. ¿La fórmula? De cabeza en saques de esquinas, obviamente.
Antes de culminar la charla, el central acotó: “Soy cristiano. Desde mi posición mi objetivo principal es transmitir un mensaje correcto y poder influenciar a todos lo que tenga la oportunidad, aparte de dejar el nombre de Dios en alto, quien me ayudó a superar dificultades. No rezo, sino que oro antes de salir a jugar y en el camerino siempre procuro ser quien dirija la oración. Oro en todo momento, caminando a la cancha, antes de que piten el final y así, porque nunca es suficiente”. Maduro, centrado, educado, espiritual y trabajador. Lo que el baloncesto lamenta perder, el fútbol lo celebra. / Luis Vilchez